Por Yolanda Gutiérrez
Por primera vez en la historia de Cancún, autoridades carcelarias implementaron la medida de “uniformar” a los familiares que acuden a ver a los internos y desde el pasado jueves, día en que se retomaron las visitas, las personas que hacían fila a la espera de ingresar portaban playeras o blusas de color rojo, rosa o morado, únicos colores autorizados.
Según algunas amas de casa que hacían fila bajo el sol, mientras esperaban su turno para ingresar al penal, la singular medida se tomó para no confundir a las visitas con los internos y, en caso de motín o alboroto, no resulten lesionados por la misma confusión.
Después del motín suscitado el jueves de la semana pasada, que arrojó como saldo preliminar 13 reos lesionados y el conato que se registró el pasado domingo, ambos alborotos en horas en las que familiares de los reos los acompañaban en el penal, las autoridades carcelarias decidieron suspender las visitas hasta nuevo aviso.
Por fortuna para los parientes, el jueves se retomaron las visitas, aunque quedó bien claro que sólo podrían ingresar las personas que vistiesen blusa o camisa color rojo, morado o rosa.
Con tranquilidad, no exenta de preocupación entre familiares de los reos que esperaban en la fila para ingresar a la cárcel, transcurrió el jueves de visitas en el Centro de Reinserción Social, donde en menos de una semana se suscitó un motín y un conato de motín, ambos en horario de visitas, lo que generó el pánico entre quienes habían acudido a pasar un rato con sus seres queridos privados de la libertad.
No obstante, el procedimiento de ingreso al penal fue más lento que en otras ocasiones, hasta el punto que a las once de la mañana aún se observaba una larga hilera de madres, padres, hermanos, esposos y demás familiares de los detenidos, que demoraron más en pasar los dos filtros que en visitas anteriores.
Desde temprana hora, familiares de los reos se formaron, a la espera de pasar por el primer filtro de revisión, cargados con bolsas que contenían alimentos y artículos de uso personal, que fueron exhaustivamente examinados por los uniformados antes de autorizar el ingreso al segundo filtro y de ahí al área de visitas.
Un ama de casa con playera roja que no estaba en la fila, sino en uno de los kioscos de las inmediaciones de la cárcel, se quejó amargamente de que no le permitieron ingresar al penal ni entregar a su hijo algunos alimentos y artículos de uso personal.
“Dijeron que se reactivaban las visitas pero los internos del área S están castigados, porque ahí fue donde se originó el motín y como están castigados no pueden recibir visitas; lo que me preocupa es que me entero que no tienen agua, luz ni comida y creo que ese es un castigo demasiado inhumano, no me parece justo porque además no todos los internos de la S estuvieron involucrados en el motín”.