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Quintana Roo

Por Yolanda Gutiérrez

Pese a que de manera oficial arrancó el período vacacional y se puso en marcha el operativo de verano, no se aprecia en la Zona Hotelera un mayor refuerzo en la vigilancia, mucho menos la presencia de la Guardia Nacional, salvo un elemento de la Armada de México que portaba el brazalete con la siglas GN, quien acompañaba a personal de la Marina enfocado a velar por la seguridad de los bañistas en playa Delfines.

En los accesos a los principales balnearios públicos se apostaban las patrullas que suelen encontrarse de manera habitual, así como algunos policías a pie cerca de las unidades, pero no se encontró un solo uniformado de corporación alguna en los arenales.

Los buenos índices de ocupación hotelera se reflejan en la actividad registrada en playas y centros comerciales, en estos últimos principalmente a la caída de la tarde, además de apreciarse en la demanda para recorrer los lugares de interés, practicar buceo, pesca o alguna otra actividad náutica.

Se empieza a apreciar una mayor presencia de visitantes nacionales, que se mezclan en playas y establecimientos comerciales con turismo extranjero; tanto unos como otros corren el riesgo de ser víctimas de algún delito, especialmente robo de pertenencias en la playa o del interior de los carros, si llegan en vehículo propio, en virtud que los amigos de lo ajeno no tienen empacho alguno de abrir los automóviles e incluso romper algún vidrio para llevarse lo que encuentren de valor en el interior.

Ciudadanos que habitan en exclusivas zonas residenciales aseguran que ni ellos se salvan de los robos a casa habitación, y aunque reconocen que este delito se da con menos frecuencia que en las regiones de Cancún, también afecta a la Zona Hotelera, especialmente en casas que son habitadas por temporadas y sus propietarios se dan por enterados de que les robaron cuando regresan a Cancún, por lo general a pasar sus vacaciones.

Tal es el caso de Ernesto P. O., residente en Pok-Ta-Pok, quien aseguró que es raro que una patrulla de la policía recorra el área sino que, en el mejor de los casos, los elementos se apostan en la cuchilla que forma la vialidad con la carretera principal.

“Afortunadamente nunca han entrado a robar en mi casa, pero otros vecinos no han tenido la misma suerte, incluso con alarmas y cámaras de seguridad han sido víctimas de este tipo de delitos; el problema es que la policía casi no entra por aquí, antes sí hacían recorridos bastante a menudo pero de un tiempo a esta parte es raro ver una patrulla”.

Trabajadores que dejan sus vehículos en la vía pública han sido víctimas de los famosos cristalazos, a veces hasta a plena luz del día, y cuando salen de sus centros laborales se encuentran con la sorpresa de que les han sustraído los objetos de valor que dejaron en el interior de sus carros.

Al menos así lo dijo José Luis Ramos, gerente de una agencia de viajes, quien sufrió desperfectos en su carro cuando delincuentes desconocidos rompieron uno de los cristales laterales.

“No había nada de valor en el carro, pero no deja de afectar porque un vidrio sale carísimo; lo que no se vale es que no haya vigilancia, cuando supuestamente se puso en marcha el operativo de verano y debía haber mayor presencia policial y de la Armada en la Zona Hotelera”.

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