Por Yolanda Gutiérrez
ISLA MUJERES, 23 de julio.- En plena temporada de “bonanza”, provocada por la canícula y sus elevadas temperaturas, la tarde del martes un pescador de la cooperativa Patria y Progreso perdió la vida tras sufrir una severa descompresión, tan grave que ni tiempo dio de que recibiese atención en la Cámara Hiperbárica.
Según las informaciones preliminares, el pescador, quien respondiera en vida al nombre de Gerardo A. T., de 27 años, falleció tras haberse sumergido por tres ocasiones a una profundidad de más de 120 pies o, lo que es lo mismo, 36.5 metros.
La actual situación climática beneficia al sector turístico, en virtud que los suaves vientos favorecen la navegación y toda actividad náutica puede desarrollarse sin problema alguno.
No obstante, las condiciones no son las mismas para los buzos dedicados a la captura de langosta, en virtud que el mar calmo no favorece la presencia del crustáceo, lo que provoca que, en su desesperación por encontrar producto, no calculen sus tiempos a la hora de emerger, lo que les obliga a salir de manera apresurada sin respetar las tablas de buceo, con el consiguiente riesgo de sufrir una descompresión, tal como sucedió con el joven Gerardo, quien realizó tres inmersiones a demasiada profundidad.
Predominaban el martes vientos del este y sureste de 15 a 25 kilómetros por hora con rachas ocasionales más fuertes, condiciones que aprovechan los prestadores de servicios náuticos, cuyos clientes de snorquel, nado con tiburón ballena y buceo regresan complacido tras el tour por la extrema claridad de las aguas, centuplicada por la tranquilidad de las olas, que en mar abierto no levantan más de un metro.
Los arrecifes del Farito, así como el Museo Subacuático (Musa) fueron los paseos más solicitados por los turistas que se acercaban a las cooperativas para informarse o eran enganchados en la vía pública por comisionistas que intentaban convencerles de comprar el tour o rentar un carrito de golf.
En tanto que los pescadores se ven poco beneficiados por la bonanza que trae consigo la temporada de canícula, con agobiantes temperaturas promedio de hasta 35 grados y una sensación térmica mayor, aunque el martes el termómetro descendió sensiblemente hasta los 29 grados.
Según hombres de mar dedicados a la captura de langosta, la temporada de bonanza no les favorece en lo absoluto porque el crustáceo no se mueve, permanece escondido entre las rocas y tienen que sumergirse a gran profundidad si quieren encontrar producto, lo que incrementa el riesgo de sufrir una descompresión, tal como, lamentablemente, se pudo confirmar el martes en la tarde.