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Quintana Roo

Por Yolanda Gutiérrez

 

La baja ocupación derivada del mes de septiembre se nota en toda su intensidad en las playas, con escasa presencia de bañistas que aprovecharon las buenas condiciones climatológicas, con temperaturas máximas de 30 grados centígrados y una sensación térmica al mediodía de alrededor de 34 grados, para darse un chapuzón y empaparse de la saludable brisa marina.

En balnearios como Las Perlas, el estacionamiento se encontraba casi vacío y apenas estaban ocupadas dos o tres palapas gratuitas, en tanto que Langosta y Pez Volador lucieron igualmente casi desérticas, con algún que otro usuario, generalmente gente de la localidad, hasta el punto que los guardavidas que vigilaban la costa en lo alto de la destartalada torre de Langostas no tenían nada que hacer, ante la baja afluencia, ya que apenas pocos bañistas disfrutaban de las tranquilas aguas.

También se registró una escasa presencia de bañistas en Gaviota Azul, Tortugas, Marlín y Chac-Mool, aunque en esta última, dentro de lo malo, el aforo era ligeramente mayor y al menos seis palapas rústicas estaban ocupadas, algunas por trabajadores que habían acudido simplemente a descansar y disfrutaban del paisaje del Caribe con bebidas refrescantes en sus manos.

En Gaviota Azul, la mayor parte de los camastros yacían apilados en montones o acostados de lado sobre la arena y los prestadores de servicios apenas habían logrado rentar al mediodía una docena de sombrillas entre los clubes de playa y los particulares dedicados al negocio.

Para colmo, el fantasma de los días solidarios y descansos obligatorios hizo acto de presencia, como todos los años por estas fechas y la mayoría de hoteles y restaurantes los aplican a fin de mantener la plantilla laboral sin despidos, aunque esto represente no presentarse a trabajar entre dos o tres días a la semana o irse de vacaciones pero sin goce de sueldo.

La mayor fuente de ingresos de quienes laboran en los restaurantes de playa son las propinas y actualmente las que reciben resultan insuficientes como para sacar adelante a sus familias, tal y como comentó uno de los meseros que atiende clientela en Gaviota Azul.

“Es irónico que ahora que ya casi no tenemos el problema del sargazo no haya turistas que disfruten las playas limpias; se puede decir que desde que terminó la temporada también acabaron los grandes recales y la arena está en buenas condiciones, pero hay pocos bañistas que lo aprecian”.

Varios visitantes disfrutaban de las aguas del Caribe, que desde un par de días atrás comienzan a registrar un mayor oleaje, bajo la atenta mirada de los guardavidas, siempre pendientes de los bañistas, especialmente para indicarles qué partes son aptas para el nado y explicarles acerca de las corrientes y pozos que se forman en algunos balnearios, especialmente en Gaviota Azul y Delfines.

Algunos bañistas simplemente caminaban a lo largo de la costa, con sus pies metidos en el agua, dejando que la resaca golpeara suavemente en sus tobillos o pantorrillas, dependiendo de la intensidad de las olas; en tanto otros  optaron por sentarse en la orilla para recibir el suave impacto de las olas al tocar la arena.

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