Quintana Roo

Avanzan desarrollos turísticos

Por Yolanda Gutiérrez

 

Avanzan las obras de construcción de dos desarrollos turísticos que colindan con las playas públicas de Langosta y Delfines, pese a la polémica generada en torno a ambas, mientras que, por el momento, no se aprecia mayor movimiento en el cuestionado proyecto Grand Island, que contempla la construcción de tres mil cuartos de hotel en una zona sumamente frágil.

También está en marcha el proyecto de construcción de un edificio de departamentos de lujo en el predio que ocupase el restaurante cubano La Farándula, frente a playa Tortugas y se contempla la construcción de otros dos hoteles, el RIU Riviera Cancún y el Hard Rock Riviera Cancún.

Todas estas obras representarán en total más de seis mil 200 cuartos, con las necesidades en cuanto a infraestructura que esto implica en una zona hotelera ya saturada, en la que Aguakan, CAPA y Fonatur no se dan abasto para ampliar y mejorar la red hidráulica, sin contar con los problemas de contaminación en la laguna Nichupté, producto de las descargas clandestinas de aguas negras que emiten inclusive algunos hoteles, sin que las autoridades ambientales parezcan darse por enteradas.

En el caso del Grand Island, promovido por la empresa Administraciones Bay View Grand, preocupa la fragilidad de la zona en la que se pretende levantar el desarrollo turístico, pero sobre todo, la garantía de que Fonatur pueda proporcionar la dotación de servicios necesaria, no sólo para este proyecto, sino para todos los que se construyen actualmente en la zona hotelera.

En un principio, el proyecto contemplaba la construcción de 16 torres de 20 niveles cada una, 94 casas de tres niveles, 20 residencias de tres pisos y 189 departamentos distribuidos en 21 edificios de cinco niveles cada uno, pero ante las severas violaciones a los reglamentos en materia ambiental, quedó relegado solamente a la edificación de 238 unidades de bajo impacto que tampoco cristalizó.

Y lejos de mejorar y buscar el desarrollo sustentable en un área sumamente frágil, la intención es construir tres mil cuartos de hotel, un centro de convenciones y la probabilidad de albergar la pista Nascar.

De hecho, en la zona se llevaron a cabo hace varios años los trabajos preliminares en los que se devastó una extensa área de mangle e incluso se rellenó parcialmente un cuerpo de agua subterráneo, lo que generó un gran escándalo a nivel local e incluso nacional que redundó en sendas clausuras por parte de los tres niveles de gobierno e incluso propició un punto de acuerdo en el Senado para evitar el desarrollo.

Además del polémico proyecto, en la Zona Hotelera se construyen actualmente otros dos desarrollos, el Gran Solaris, a un costado del balneario público Delfines y un hotel de lujo para adultos en playa Langosta.

Ambos se enfrentaron a la oposición ciudadana e incluso el Gran Solaris fue clausurado, pese a lo cual continuaron los trabajos, que a la fecha solo quedaron interrumpidos, como en el resto de las obras, durante el período vacacional navideño.

La empresa Villas Solaris invertirá 90 millones de dólares la construcción, en una superficie de 18 mil 844.31 metros cuadrados, de un hotel all inclusive de 449 habitaciones y una suite en un edificio de 14 niveles superiores, planta baja y dos sótanos, establecimiento de lobby, sport bar, restaurant café, restaurant mexicano, restaurant de especialidades, restaurant marino grill, snack alberca, teatro, kids club, juniors club, salón premier, salón de eventos, paseo comercial, spa, gimnasio, salón de belleza, cancha deportiva multiusos, pool bar, pabellón de bodas, dos albercas y jacuzzi.

Respecto al proyecto de Playa Langosta, promovido por Inmobiliaria Arcay, contempla un hotel de lujo para adultos con una proyección de 426 cuartos sobre una superficie aproximada de 15 mil 769  metros cuadrados y un máximo de 20 plantas, en el que se invertirán alrededor de 100 millones de dólares.

Otro proyecto que apenas comenzó a levantarse se ubica en el terreno que ocupase el restaurante cubano La Farándula, catalogado durante muchos años como uno de los elefantes blancos más siniestro de la Zona Hotelera, inmueble prácticamente en ruinas que reflejaba una pésima imagen para el turismo que nos visita.

Se trata de un edificio de lujo con 45 departamentos divididos en cinco niveles y un área comercial en la planta baja.

Además se proyecta la construcción del RIU Riviera Cancún, con 530 habitaciones y una inversión de 95.6 millones de dólares, así como el Hard Rock Riviera Cancún, que contempla nada menos que mil 789 cuartos y en el que se invertirán 225.4 millones de dólares.