Luego de la Nochebuena, se observa afuera de las casas de la colonia Luis Donaldo Colosio a “El Viejo”, popular adorno que simboliza la culminación de un año, el cual será quemado en la celebración familiar del día 31 de diciembre.
Unos días antes del fin de año se fabrica un muñeco en cuyas “tripas” se combinan papel, trapo, hojas secas y cohetes pirotécnicos. A este viejo, que representa al año que ya está en las “últimas”, lo visten con harapos: pantalón, camisa, zapatos y casi siempre se le coloca en los labios un puro o un cigarro.
La quema del “viejo” es una tradición que se celebra en diversas regiones del sur de México y representa la despedida del año viejo quemando o tronando simbólicamente todo lo negativo del año que se va. Es un ritual de renovación para dar la bienvenida al año nuevo.
Cabe destacar que esta tradición es originaria de los Tuxtlas y de la Cuenca del Papaloapan, en Veracruz, pero se ha extendido a otros estados como Oaxaca, Chiapas, Quintana Roo, Yucatán y Tabasco, en donde se representa con algunas variantes.