Por Yolanda Gutiérrez
Aunque es común en esta época del año, la erosión de las playas se ha vuelto un dolor de cabeza para empresarios hoteleros y el mismo Ayuntamiento, en virtud que los fenómenos naturales no perdonan balnearios públicos ni arenales concesionados a los centros de hospedaje.
La erosión se aprecia con toda su crudeza en Gaviota Azul, donde las rocas quedaron descubiertas con la desaparición de arena y cada día que pasa son más las que afloran a la superficie, inclusive en puntos a los que generalmente no llega la afectación.
Cerca de la gran piedra que separa los balnearios de Gaviota Azul y Chac-Mool hay enterrado un gran tronco que apenas asoma unos centímetros de la arena cuando no se registra el fenómeno de la erosión y actualmente emerge del todo, lo que nos da una idea del agresivo fenómeno que afecta este balneario público.
Uno de los factores que este año contribuyó a la severa erosión de la emblemática playa fue el mal manejo del sargazo que durante meses se acumuló sobre la línea costera, retirado con rastrillos y máquinas cuando ya estaba asentado en la orilla, lo que provocó que junto con las macroalgas se fuesen grandes cantidades de arena.
Además y en vista de que no todos los días el Ayuntamiento enviaba personal para limpiar esta playa, los prestadores de servicios terminaban enterrando el sargazo, que al paso de los meses se descompuso y volvió a asomar con las rachas de viento y el oleaje, que en últimas fechas incrementó a causa de las “suradas” y los frentes fríos, provocando una mayor erosión de los arenales, que se aprecia también en Chac-Mool, Marlín, Ballenas y Delfines, aunque en estas últimas el fenómeno ha provocado la aparición de escalones de mayor o menor altura en los arenales, además de la desaparición de al menos dos metros de playa.
Merece la pena mencionar que la Secretaría Federal de Turismo (Sectur) presentó desde el 2018 un proyecto que permitiría recuperar los metros de playa perdidos en los principales destinos del estado, para lo cual se contemplaba una inversión superior a los dos mil millones de pesos, de los cuales se destinarían a la zona norte más de 813 millones de pesos y, más concretamente en Cancún, la meta era depositar más de millón y medio de metros cúbicos de arena a lo largo de casi tres kilómetros de playas, entre otras acciones.
Pero con el cambio de administración federal el proyecto quedó frenado y hasta la fecha el nuevo gobierno no lo ha puesto sobre la mesa para analizarlo y decidir si se cancela o se lleva a cabo.