Quintana Roo

Por Gabriel E. Manzanilla

CHETUMAL, 11 de febrero.- En la lucha contra el narcotráfico internacional, la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) utiliza un avión de detección con cámaras electro óptica/infrarroja, el cual brindó importante apoyo aéreo en la madrugada del pasado lunes 27 de enero a las fuerzas de tierra del Ejército Mexicano que interceptaron el trasiego de la droga que fue descargada por el narcojet que aterrizó en la vía corta Chetumal-Mérida, en el centro de Quintana Roo.

Esta aeronave, que grabó todo el operativo del gran golpe al narcotráfico del pasado 27 de enero, permitió ubicar a los narcotraficantes que escondidos en la selva atacaron con ráfagas de armas largas a los elementos militares, que sufrieron la muerte de un elemento de tropa y la lesión de tres más, incluyendo al comandante de la XXXIV Zona Militar, el General de Brigada Diplomado de Estado Mayor José Luis Vázquez Araiza, que encabezó el despliegue para interceptar el narcojet procedente de Sudamérica y el cargamento en la carretera federal de la vía corta a Mérida.

El avión especial empleado por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), que forma parte de los “ojos en el cielo” del Sistema Integral de Vigilancia Aérea (SIVA) de la FAM, fue un elemento clave en el apoyo a la operación de las fuerzas del VII Regimiento de Caballería Motorizada y elementos aerotransportados para reducir a los narcotraficantes, quienes se habían escondido en la selva para tenderles una emboscada.

Gracias a este impresionante operativo que fue liderado por la Fuerza Aérea (FAM) y el Ejército Mexicano, se logró el aseguramiento del jet bimotor con matrícula N2204; la detención de dos peligrosos sicarios y el decomiso de casi una tonelada de cocaína con valor de más de 200 millones de pesos, junto con el aseguramiento de tres armas largas, incluyendo una de alto poder, como la ametralladora Barret calibre 50, que se usa para perforar blindajes de aviones y tanques.

El avión de detección con cámara electro óptica/infrarroja participó en el seguimiento de la aeronave procedente de Venezuela desde que fue detectada en el Mar Caribe en su ruta hacia Quintana Roo, por lo que el sofisticado sistema de aerovigilancia de la FAM grabó con un sensor óptico infrarrojo todo lo que pasaba en tierra, desde el momento en que aterrizó el narcoavión y también el enfrentamiento armado entre soldados y narcotraficantes.

Esta tecnología de punta permite grabar tanto de día como de noche y desde una altura de 20 mil pies o más (más de 6 kilómetros), que sirve precisamente para identificar lo que está ocurriendo abajo y poder actuar eficazmente ante cualquier amenaza.

De hecho, la tecnología de este avión detector especializado pudo informar al Ejército Mexicano que las puertas del narcojet estaban abiertas y que los presuntos criminales se habían escondido entre la maleza o vegetación, además se pudo detectar que estaban fuertemente armados.

Antes de que la FAM activara su avión de detección con cámara electro óptica/infrarroja, ya había identificado el vuelo ilegal desde mucho antes de su ingreso a espacio aéreo mexicano, por lo que de manera inmediata desplegó el avión de alerta temprana, que cuenta con un radar que permite ubicar cualquier aeronave a una distancia de hasta 200 millas antes de que ingrese al país, lo que también permite desplegar drones o naves interceptoras no tripuladas.

De manera eficaz se rastreó el narcojet y se identificó como un vuelo ilegal no autorizado procedente de Sudamérica, que estaba siendo monitoreado por la Fuerza Aérea Mexicana durante todo su trayecto por el Atlántico.

Con el apoyo del Sistema Integral de Vigilancia Aérea (SIVA), que son los ojos de la FAM para cuidar el espacio aéreo nacional, se desplegó un fuerte operativo por aire enviando a las aeronaves de vigilancia de alerta temprana, aeronaves interceptoras y helicópteros con fuerzas aeromóviles altamente especializadas; al tiempo que por tierra se movilizaba un convoy de la XXXIV Zona Militar, encabezado por su comandante, el General de Brigada Diplomado de Estado Mayor José Luis Vázquez Araiza.

Fue a las 3 de la mañana del lunes 27 de enero, cuando la Sedena identificó por medio de los radares del SIVA la aeronave bimotor aproximándose al país de manera ilegal, iniciando el impresionante operativo que dio como resultado este gran golpe al narcotráfico.

El narcoavión aterrizó en la muy transitada carretera federal de la vía corta Chetumal-Mérida, en zona del municipio de Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo, el centro de la entidad, entre los poblados de Nuevo Israel y Nueva Loría.

El hecho sorprendió a decenas de automovilistas que transitaban por esa carretera, quienes se percataron de la aeronave abandonada justo a mitad del camino, en el kilómetro 59+500 de la vía.

Un helicóptero de la FAM brindó auxilio a tres soldados que resultaron heridos en el enfrentamiento, aunque lamentablemente se tuvo el fallecimiento de un elemento de tropa y el comandante de la XXXIV Zona Militar resultó herido en una pierna, así como otros dos elementos también sufrieron lesiones.

Como resultado de esa acción, de la carga del avión se decomisaron 742 kilos de cocaina, con valor de más de 200 millones de pesos.

Durante la reyerta fueron detenidos dos sicarios, se aseguraron dos camionetas, una Ford 150 4X4 color blanco y la Van marca Ford Transit 350, con placas de circulación USU-430-F del estado de Quintana Roo, la cual contenía la droga, misma que intentaron rescatar los delincuentes con una lluvia de plomo.

Este equipo de alta tecnología de la FAM también permitió, con tan solo un día de diferencia, el aseguramiento de un segundo narcoavión que esta vez aterrizó en el aeródromo de Majahual, siendo otro gran golpe al narcotráfico en el que también se decomisó una tonelada 225 kilos de cocaína, la cual se valuó en más de 300 millones de pesos.

Se trató de un avión Gulfstream Aerospace G-1159, con matrícula N18ZL, color blanco con rayas rojas y azules, el cual era pilotado por Aldo L. M. y Miguel Ángel B. V., el primero venezolano y el segundo de nacionalidad boliviana, y que trajo el cargamento en 42 paquetes que estaban estibados entre los asientos y en el fondo de la aeronave.