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Quintana Roo

Rocas 'vigilan” sobre los arenales

Por Yolanda Gutiérrez

Imposible frenar la erosión de playas en el destino que, a causa de las inclemencias climatológicas pierden superficie de arena en tanto que en el balneario Gaviota Azul las rocas que periódicamente quedan ocultas se han convertido ya en parte del paisaje y son aprovechadas por los bañistas como repisas para dejar sus cosas o, en el caso de las que permanecen aún medio sumergidas, se convierten en improvisadas albercas.

La Semarnat autorizó en julio del 2009, con vigencia de diez años, un proyecto de recuperación de playas para los destinos de Cancún, Cozumel y Playa del Carmen, mismo que venció en julio del 2019.

Dicho proyecto fue promovido por el Fideicomiso para la Restauración, Recuperación, Sostenimiento y Mantenimiento de la Zona Federal Marítimo Terrestre del Estado de Quintana Roo, que quedó sin efecto en abril del año 2018.

Los permisos fueron tramitados por el Banco Nacional de México como fiduciario del Fideicomiso para la Restauración, Recuperación, Sostenimiento y Mantenimiento de la Zona Federal Marítimo Terrestre del Estado de Quintana Roo, en tanto que se contemplaba que los trabajos de recuperación de los arenales estarían a cargo de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

En julio del 2018, se creó un nuevo Fideicomiso para el Manejo Integral de la Zona Costera, Desarrollo Social y Seguridad para el Estado de Quintana Roo, encabezado por Alfredo Arellano, titular de la SEMA, quien ya ha declarado que se tramitaron de nueva cuenta las autorizaciones correspondientes aunque, al no haberse conseguido hasta estos momentos los recursos financieros necesarios para los trabajos, no se ha podido hacer nada.

Tras llevar a cabo un recorrido por las principales playas se pudo constatar que la erosión ha gastado de uno a tres metros de arenales a los balnearios de Marlín, Ballenas, Delfines y Chac-Mool, mientras que en Coral el sargazo acumulado por meses provocó que las raíces de las palmas de coco más cercanas a la costa queden expuestas a los elementos.

En Gaviota Azul, las piedras afloran a la superficie y restan espacio de arenas a los bañistas que buscan un lugar donde acomodar sus pertenencias para disfrutar de unas horas frente al mar.

Aunque como no hay mal que por bien no venga, algunas de las rocas son utilizadas por los bañistas como improvisados estantes sobre los que dejar sus mochilas, neveras y chanclas.

Prestadores de servicios turísticos de Gaviota Azul manifestaron, no obstante, que la erosión no es tan fuerte como la registrada en años anteriores, cuando el oleaje pegaba al pie de los escalones de arena e incluso provocó que hace varios años la torre de vigilancia de los guardavidas tuviera que ser reubicada unos metros hacia atrás, puesto que literalmente la escalera se encontraba en el agua.

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