Por Luis Enrique Cauich
ISLA HOLBOX, LAZARO CARDENAS, 18 de febrero.- Holbox ha dejado de ser el paraíso que todos anhelaban, su belleza natural y encanto se van extinguiendo cada vez más con el descontrolado desarrollo que está teniendo, en donde se mezclan los propios intereses individuales y la complicidad de las autoridades, cuya responsabilidad, en teoría, es la protección y conservación de nuestra Área Nacional Protegida, sostuvo el Consejo de Desarrollo Holbox en sus redes sociales.
Sostiene que mucho se habla de la isla como un paraíso natural y se promueve su tranquilidad, su inigualable belleza y su supuesta capacidad de mantenerse como una isla de calles de arena blanca, sin autos, una isla atrapada en el tiempo, pero todo dista de lo contrario, eso ya no existe.
La asociación comenta que no se niega el paso del tiempo y el desarrollo urbano que llega a todos los rincones del mundo, sino que la cuestión gira en torno a la capacidad de los gobiernos de los 3 niveles de salvaguardar la calidad de vida de los ciudadanos, que no han hecho más que privarlos del derecho constitucional de vivir en un ambiente sano.
Menciona que no se puede seguir permitiendo que las autoridades sean simples administradores de paraísos turísticos, interesados sólo en ofrecer la mejor imagen del pueblo, mientras que los problemas medioambientales y sociales quedan en el olvido. Para revertirlo tenemos que iniciar con un cambio sencillo y sustancial: que Holbox no sea sólo para la mirada del turista, sino también para el habitar de sus residentes.
Refiere, ¿Cómo le explicamos hoy en día al turista que el paraíso natural que tanto estuvo esperando no existe más? Que la tranquilidad de la isla ahora se vio interrumpida por las multitudes que llegan, por el ruido constante día y noche, un sinnúmero de carritos parlantes de taxis, música en vivo, gritos de euforia o riñas.
Ruido, basura, las calles de arena están rellenas de escombro de innumerables construcciones -irregulares, muchas sin permisos-, y que el andar descalzo en Holbox no es más la invitación a la libertad que solía ser, sino una invitación al autoflagelo, de herirse el pie, de adquirir parásitos, hongos y enfermedades.
Añade, “Algunos dirán que exageramos y nos tomarán con desdén e indiferencia, como cuando en repetidas ocasiones hemos denunciado que hoy el suelo de nuestra isla está lleno de lodo, de aguas negras, de residuos que rebozan nuestras casas y hoteles, que tenemos un problema de sanidad y que estamos en peligro de una contingencia ambiental”.
Y señala que “tampoco vamos a condenar del todo a las autoridades; es cierto que, ante la presión social de los habitantes que reclaman atención por el desabasto de servicios públicos, han tomado ciertas acciones para intentar revertir la situación. Pero seamos críticos ¿Cómo cumplir las demandas de nuestro Holbox cuando ni siquiera sabemos con certeza cuál es el número de habitantes, de cuartos, de visitantes? ¿Cuándo no se tiene un estudio de capacidad de carga? No se puede seguir tratando de corregir cuando algo se rompe, es necesario cambiar de enfoque y construir desde la planificación, la prevención”, asegura el Consejo de Desarrollo Holbox.
Y replica que Holbox sufre una ruptura de su armonía y estética paisajística natural, pero -sobre todo- este paraíso natural y paraíso social, está severamente fisurado, y dañado porque se atraviesa una triste época en la isla, donde el desarrollo ha traído dinero a algunos, miseria a otros, dolor y tristeza a la mayoría.
La fauna silvestre compite (de forma muy desigual) por un espacio en los humedales que han sido tapizados con diferentes tipos de desechos y que han sido rellenados ilegalmente para convertirlos en tierra donde poder seguir construyendo.
La fauna ha perdido su hábitat, las aves migratorias ya no tienen donde resguardarse y alimentarse. A diario se fumiga con pesticidas para matar la maleza pero que no sólo acaban con ella, sino con la vida de todo ser vivo y, mientras, en la isla pululan enfermedades como el cáncer.
Recientemente, grandes cantidades de manglares han sido arrasadas por unas máquinas que operaban impunemente y nadie puso un alto a sabiendas que sólo bastaba con decomisarlas para frenar la depredación, porque los permisos de construcción y MIA´s se siguen otorgando sin control.
Era fácil detenerlas, resguardarlas, pero hay una total impunidad, falta de criterio y responsabilidad social. Nunca se ha capacitado a los jardineros, ni a la población en general, sobre la importancia de la vegetación nativa fértil para la supervivencia de tantas especies, incluida la nuestra, concluye el Consejo de Desarrollo Holbox.