Quintana Roo

De la Redacción

Con lágrimas en los ojos, una evidente angustia que le entrecorta la voz por todo el dolor por el que atraviesa y por saber que desde un principio la atención que le dieron en la clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de la Región 510 de Cancún no fue la correcta, la esposa de un paciente diagnosticado con COVID-19, lamenta que a estas alturas de la pandemia, los servicios de salud en México y particularmente en Quintana Roo sean pésimos ante las circunstancias reales que se presentan todos los días.

“Es lamentable que hoy día los hospitales de Quintana Roo no tengan las pruebas del COVID-19, ya que todo es mediante un papelito de preguntas y respuestas con lo que el personal médico considera si es verdad o no la enfermedad y al final de cuentas sólo te dicen que es gripe, te dan paracetamol y ambroxol y te dicen que te vayas a tu casa, donde en lugar de mejorar, el estado de salud de la persona empeora”, explicó al momento de confirmar que ayer sábado su familiar ya fue entubado y su estado de salud es de pronósticos reservados.

Ya lo entubaron -dijo- pero realmente el servicio que se le dio desde un principio estuvo mal, no fue canalizado correctamente y es lamentable que sea mediante un test (cuestionario) como los doctores de los servicios de salud determinan si la persona tiene COVID-19 ó no.

“Cuando lo llevé desde el lunes, él ya tenía dificultad para respirar y me lo regresaron; me dijeron que parece y no parece que fuera la enfermedad, le hicieron un test en una hoja con preguntas y de acuerdo a las respuestas que él dio, le dijeron que puede ser o no puede ser COVID-19, pero que lo mejor era que se retirara a su casa y le dieron paracetamol y ambroxol. También le dieron su incapacidad”, comentó la angustiada esposa en entrevista con Por Esto! de Quintana Roo.

Recordó que: “el jueves pasado “volvimos al hospital porque ya tenía más dificultad para respirar, pero lo revisaron y le dijeron que sus labios todavía no estaban morados y que su piel todavía no tenía el color azul que tienen a los que realmente les falta el aire, que era mejor regresar a la casa y seguir con el medicamento que le dieron (sic)”.

Sin embargo, 24 horas después, es decir el viernes, “la situación se complicó y regresamos al hospital pero no nos querían atender, tardamos más de una hora y media y nada, por lo que tuve que marcar al 911 para preguntar si no nos atendían aquí, a qué otra institución podíamos acudir porque mi esposo ya estaba muy debilitado y necesitaba oxígeno”.

Agregó que “me dijeron que no me moviera de ahí, que iban a estar insistiendo ellos para que lo atendieran e incluso, que personal del IMSS salió y le dijo que ya habían recibido instrucciones de la delegación y que en ese momento estaba bajando un médico de otra área para atenderlo y que no me moviera de ahí hasta que le brindaran la atención a mi esposo”.

Mencionó que fue de esa forma que logró que lo atendieran porque “ya él me pedía regresar a la casa porque era en vano seguir ahí”.

“Ojalá que esto lo entiendan las autoridades porque así como la está pasando mi esposo, hay mucha gente en las mismas o en peores circunstancias y lo grave de todo es que a estas alturas de que la enfermad sigue avanzando, todavía las autoridades no tengan las pruebas correctas para detectar el COVID-19 y todo es mediante preguntas y respuestas como el personal médico considera si es verdad o no”, concluyó.