Quintana Roo

Por Eva Murillo

Encerrado entre el mar, el cielo y la zona continental de Isla Mujeres, en una “oficina” que mide 5,126.25 hectáreas, trabaja Wilbert Antele San Gabriel, realizando su sueño de ayudar a la conservación del medio ambiente, con sus conocimientos como biólogo marino.

Wilbert es guardaparque del Parque Nacional Isla Contoy, en donde 20 días seguidos trabaja las 24 horas, vigilando las áreas de anidación de tortugas y las zonas marinas para que haya prácticas correctas de las pesquerías. También monitorea las aves migratorias, observa los arrecifes de coral y cuida que los prestadores de servicios turísticos que llevan visitantes al lugar no excedan las reglas establecidas de cupo y manejo de residuos.

A sus 26 años, es feliz pasando 20 días del mes alejado de la civilización, en un lugar donde la energía eléctrica debe cuidarse, pues es generada a través de celdas solares y los moscos pueden quedarse pegados a la piel sin dar tregua a las personas, ya que está prohibido el uso de repelentes.

 

Oficio marcado desde la infancia

Su trabajo le apasiona; desde niño supo que su vocación era trabajar por el medio ambiente; y haber nacido en Chiquilá, crecer entre manglares, pescadores y flora protegida, sirvió para que viera a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) como el lugar perfecto donde podía cumplir sus objetivos de conservación.

Ya como integrante de la Comisión, formó parte de la primera generación de la Academia de Guardaparques, un proyecto piloto impulsado por la pasada administración federal, el cual buscaba mejorar los conocimientos de estos trabajadores, que aunque en su mayoría cuentan con carreras universitarias, también fue considerado necesario que tuvieran conocimiento de legislación ambiental, trabajo en equipo, liderazgo, actividades al  aire libre, biología de la conservación, primeros auxilios, manejo de fuego y supervivencia en áreas remotas.

“Un guardaparque debe estar 100% en campo, más que en oficina”, dijo con orgullo Wilbert.

 

Una vida entre Contoy y Chiquilá

Haber crecido en una zona con riqueza ambiental, es considerado por él como una ventaja, pues mientras trabaja siente que está cuidando su casa.

Al paso de 20 días, Wilbert sube a alguna embarcación de los prestadores de servicios turísticos para que lo lleven a Punta Sam o Puerto Juárez, para luego emprender el camino hacia Chiquilá, donde su familia lo espera.

Y mientras está allá, a varios kilómetros de su “oficina”, no deja de pensar en Contoy, en esa isla que a pesar de no tener habitantes, le parece más bonita que cualquier centro de diversión de los que a los jóvenes de su edad les gusta acudir.

 

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“Un guardaparque debe estar 100 por ciento en campo, más que en oficina”.

Wilbert Antele San Gabriel

Guardaparque del Parque Nacional Isla Contoy

 

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Labor dedicada al medio ambiente

El oficio de Wilbert como guardaparque del Parque Nacional Isla Contoy requiere:

 

* Vigilar las áreas de anidación de tortugas y las zonas marinas

* Asegurar que haya prácticas correctas de las pesquerías

* Monitorear las aves migratorias

* Observar los arrecifes de coral

* Cuidar que los prestadores de servicios turísticos que llevan visitantes al lugar no excedan las reglas establecidas de cupo y manejo de residuos.