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* Durante esta pandemia del COVID-19 quienes tienen salud y quienes no la tienen deben pedirla al Señor, señaló el sacerdote de la parroquia San José Obrero y San Patricio de Irlanda, Patrick Corrigan Cummins

Por Luis Enrique Tuz

CHETUMAL, 14 de junio.- Debemos acercarnos a Dios en estos tiempos de la pandemia del coronavirus COVID-19 para pedir salud para todos los que la tienen y para los que no tienen, señaló el sacerdote de las parroquia San José Obrero y de San Patricio de Irlanda, Patrick Corrigan Cummins, L. C.

En la misa dominical trasmitida por las redes sociales, la primera lectura fue del libro del Deuteronomio (8,2-3.14b-16a): Moisés habló al pueblo, diciendo “Recuerda el camino que el Señor tu Dios te ha hecho recorrer estos cuarenta años por el desierto; para afligirte, para ponerte a prueba y conocer tus intenciones, si guardas sus preceptos o no. Él te afligió haciéndote pasar hambre y después te alimentó con el maná que tú no conocías ni conocieron tus padres, para enseñarte que no sólo vive el hombre de pan, sino de todo cuanto sale de la boca de Dios.

No te olvides del Señor tu Dios que te sacó de Egipto, de la esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible con dragones y alacranes, un sequedal sin una gota de agua, que sacó agua para ti de una roca de pedernal, que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres”.

Segunda lectura, se refirió a la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios (10,16-17): El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión con la sangre de Cristo? y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo?, El pan es uno y así nosotros, aunque somos muchos formamos un solo cuerpo, porque comemos todos del mismo pan.

Lectura del Santo Evangelio según san Juan (6,51-58): En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.

Disputaban los judíos entre sí: “¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? Entonces Jesús les dijo: “Os aseguro que si no coméis la carne del hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo, no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre”.

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