Quintana Roo

Rebasa “Comedor de Dios” demanda por contingencia en Cancún

A diario sirve hasta 700 raciones de comida, a pesar de haberse reactivado la economía.
Foto: Salvador Canto

De 300 a 700 raciones de comida gratuita diaria, ha incrementado la entrega del “Comedor de Dios” establecido en la zona de El Crucero, en Cancún, para personas de escasos recursos que perdieron su empleo a causa de la pandemia.

A pesar de que hace unas semanas se instauró la reactivación económica dentro del semáforo estatal,  los ciudadanos siguen sin conseguir trabajo lo que ha mermado los recursos del empresario Ricardo Villalba.

Por lo anterior, afirmó que la idea es seguir con los apoyos, pero para ello se requiere de donaciones. “Yo invito a más personas a que se sumen, que vengan aquí a traer sus donativos, que vean un día todo el proceso que se hace para atender a la gente”.

De hecho, permitió que Por Esto! de Quintana Roo tuviera acceso al área de la cocina, donde tiene a tres personas encargadas de la maratónica labor de la elaboración de los desayunos y la comida que se reparte, de manera gratuita entre la gente que acude en busca de ayuda.

Se trata de personas que, a consecuencia de la pandemia por COVID-19, se quedaron sin empleo y que hasta la fecha, a casi cuatro semanas del reinicio de actividades económicas acuden al “Comedor de Dios” en busca de un plato de comida que se le proporciona de manera gratuita y sin condición alguna.

Un grupo de tres personas, encabezadas por un cocinero que se quedó sin empleo en un hotel de la zona de playas, son los encargados de preparar en ollas grandes y en una estufa industrial, los diversos guisos de la comida que se reparten todos los días.

Frena proyecto personal para seguir ayudando

En la plática sostenida con Ricardo Villalba, externó que dentro de sus planes empresariales para este 2020 estaba poner en marcha una fábrica de calzado con su propia marca que, incluso, iba a presentar como parte de los festejos por el 50 aniversario de Cancún, pero a consecuencia de la pandemia, esos planes han cambiado por el momento.

Pese a ello, destacó que “Dios sabe porqué hace las cosas. Un día con el problema sanitario ya presente en la ciudad, salí y vi a una persona que estaba comiendo en la calle cosas que había encontrado en una bolsa de la basura y la verdad, me dio tanto coraje que me dirigí al supermercado y compré bolillos, jamón y queso para preparar unas tortas y al primero que le di fue a ese señor y detrás de él llegaron más personas”, comentó. 

Dijo que ese día se gastó 700 pesos y al día siguiente “hice lo mismo, fui por otras cosas para preparar y ya el gasto fue de mil pesos, luego subió a dos mil pesos y así cada vez era más lo que invertía, pues también era más la demanda de la gente que tenía por una ración  de comida”.

En ese contexto, tomó la decisión de frenar un tiempo para hacer en el mismo espacio, un albergue para ayudar a más gente y “la verdad, lo estoy haciendo con el corazón en la mano, con la ayuda de Dios y sin esperar nada a cambio, pues hay muchos que dicen que yo estoy lucrando cuando es todo lo contrario, y la gente que me ha ayudado con algunas donaciones lo saben, por eso me gustaría que más gente se sume”.

Adentro del predio donde se pretende construir el albergue, tres personas que se quedaron sin empleo y por ende, sin un lugar para dormir, encontraron un espacio para estar hasta que encuentren trabajo, pero por voluntad propia, han comenzado a laborar ahí en la construcción de una capilla y hacer los primeros trazos para espacios de más gente.

José Guadalupe Gutiérrez Espinoza, es uno de los afectados por la falta de empleo, pero considera que Dios lo puso en el lugar correcto porque “nos ayudan con alimentos y un lugar para quedarnos, yo doy mis servicios y la verdad, este proyecto está interesante porque ayudarán a muchas más personas”.

En tanto que Enrique González, dijo que de igual manera se quedó sin trabajo y señaló que “yo me quedo aquí porque nos ayudan con la comida. Veo que cada vez son más las personas que llegan en busca de alimentos y esto es gracias a Dios y al señor Ricardo que nos ayuda”.

En tanto que el señor Simón Santillán, quien de igual manera señaló haberse quedado sin trabajo, dijo: “Dios es grande, le ha cambiado la vida al señor Ricardo porque sin esperar nada a cambio, nos tiende la mano no solo a nosotros, sino a toda la gente que viene en un busca de un plato de comida”. 

Con información de Por Salvador Canto

Por Redacción Digital Por Esto!

JG