Con la actual crisis del turismo por la pandemia del COVID-19, es necesario replantear el tema ambiental como una política prioritaria, toda vez que la tendencia de los viajeros se concentrará en destinos más armoniosos, lo cual lamentablemente desde hace 15 años ha sido un factor que mantiene en foco rojo al Caribe Mexicano, indicó la investigadora y doctora en economía, Christine McCoyCador.
Argumentó que el hecho de que el desarrollo de los destinos de Quintana Roo se haya convertido en una réplica de Cancún, le irá restando competitividad, al tener una competencia directa dentro del propio Caribe Mexicano, lo que ha generado bajas tarifas. Y si bien antes de la pandemia el flujo de turistas era dinámico, recordó que mantener la ocupación de tanto centro de hospedaje, comenzaba a complicarse.
“Ahora se suma otro elemento, la crisis del coronavirus, que modificará la forma en que se hace turismo, pues los viajeros optarán por destinos más cercanos y más amigables con el medio ambiente. Es ahí el gran reto que enfrenta el Caribe Mexicano para ser competitivo”, dijo.
Modelo de desarrollo obsoleto
McCoyCador señaló que si se sigue el modelo tradicional que viene arrastrando la entidad, de seguirle apostando a proyectos muy invasivos al medio ambiente, con el actual panorama mundial, no les quedará más que seguir con la baja de tarifas; se está viendo actualmente con la reactivación, la mayoría de hoteles le apuesta a ello, dijo.
Dijo que los gobiernos presumen que el Caribe Mexicano sigue siendo entre los favoritos de los viajeros, “y quizás sea así, pero el problema es que el turismo se volvió paquetero, entonces cuesta más trabajo llenar los hoteles y esto implica ajustar tarifas, que al final abarata la industria”.
Decepción de visitantes
Por eso, añadió, “se debe replantear las formas en que se está haciendo turismo, pero sobre todo considerar el tema del medio ambiente como prioridad, es el principal activo de los destinos de Quintana Roo. Si se vende en el exterior como un polo vacacional con arena blanca y verdes paisajes y al llegar el turismo encuentra algo diferente, entonces pierde competitividad”, advirtió.
Recalcó que eso pasa mucho con la experiencia de los viajeros que llegan a Cancún, el tema de la playa erosionada, pues compraron una idea de arenales extensos y llegan a los hoteles con una situación completamente distinta, de tal forma que ese turista no regresa.
La investigadora añadió que al sumarse el factor COVID-19, la experiencia de los viajeros tendrán un cambio drástico, pues buscarán destinos seguros, armónicos con la naturaleza y aun cuando haya restricciones, realmente disfruten de ella, pero si se llegan a un hotel que ni playa les ofrece, pues eso implica un cambio en su próximo viaje.
Explicó que las tarifas están ligadas a la infraestructura, al servicio, a la experiencia que reciben y sobre todo a lo que ofrece un destino; de ahí la importancia de no seguir construyendo esos grandes complejos que son invasivos al medio ambiente, que es el principal activo del Caribe Mexicano y va en franco deterioro.
(Jazmín Ramos)