El presidente de la Federación de Cooperativas de Quintana Roo, Baltazar Gómez Catzin, le solicitó a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgo Sanitario (Cofepris) que realice un buen trabajo de campo antes de emitir una prohibición del consumo de algunas especies marinas que suelen contaminarse cada verano, como la barracuda y el cazón.
Ampliar la prohibición a otras especies, como el pargo, abadejo, mero y jurel“sería el acabose de los hombres de mar de Quintana Roo, en momento de pésima situación por la actual pandemia en que cayó la producción de la langosta por no tener mercado aún”, señaló.
Preocupado por algunas versiones de que se prohibirían en los tres estados de la península de Yucatán, por supuesto contagio a otras especies, el directivo negó esa posibilidad al sostener que en la experiencia de décadas es que en esta temporada por el calor, se presenta la toxina en la barracuda y cazón pero no en otras especies, remarcó.
“Estamos solicitándole a la Cofepris que haga bien su investigación, y no en el escritorio tome una decisión para afectarnos porque eso sería la puntilla para más de dos mil familias que dependen de esta actividad en Quintana Roo”, dijo.
También el precio de esos recursos cayó 40 por ciento en esta pandemia. Se cotizaba de 180 a 200 pesos el kilogramo, ahora lo rematan a 120 pesos, en franca quiebra de los hombres de mar, como están las cosas.
El mero rojo (Epinephelus mori), principal especie en la producción hasta 1970 -se contabilizaron 19 mil toneladas en el país- ha venido en picada su cifra, al punto de que se establecieron vedas en los últimos años con tal de recuperar la población. En 2017 apenas fue de 10 mil 768 toneladas. Lideró Yucatán con siete mil 111 toneladas de producto y el resto se repartieron entre Quintana Roo, Campeche, Tabasco, Veracruz y Baja California, según datos del gobierno federal.
La intoxicación alimentaria por ciguatoxinas ha afectado a grupos de turistas en Isla Mujeres y otros puntos de interés en la década de los 90 cuando se decidió prohibir el consumo de barracuda, sin embargo, se han dado algunos eventos después, porque se cree que contaminaron la producción en general donde se comercializa por mal manejo.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha iniciado estudios sobre el tema por ser un “riesgo emergente” en la Unión Europea por el cambio climático de los últimos tiempos, según reciente informe del organismo.
Por Ovidio López