Quintana Roo

Caso de pornografía infantil en Cancún podría estar ligado a una red internacional

Habitantes del fraccionamiento Villas Otoch Paraíso temen que sus hijos sean parte del contenido de pornografía infantil decomisado en días pasados a un hombre en la zona.
Foto: Víctor Ávalos

Ni las ejecuciones, cuerpos desmembrados, balaceras y otros hechos violentos ocurridos, incluso a plena luz del día, cerca de sus hogares, han causado tanto impacto y miedo entre los habitantes del fraccionamiento Villas Otoch Paraíso, Región 259, como el enterarse del caso de un pederasta y una posible red de pornografía infantil con alcance internacional, cuyos miembros utilizaban un domicilio como laboratorio donde se creaba y distribuía material pornográfico con menores de edad.

Ahora temen que sus hijos sean parte del contenido decomisado por las autoridades, las cuales continúan con las investigaciones.

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La madrugada del pasado jueves, el ruido provocado con una cizalla que cortaba el candado de una reja, seguido de pasos y golpes en una puerta, perturbó el sueño de los vecinos que habitan en la manzana 106, lote 17, del fraccionamiento Villas Otoch Paraíso, Región 259.

“Iban a dar las tres de la mañana cuando escuchamos cómo rompían el candado con una cizalla. Al asomarnos vimos cómo un montón de policías de la Guardia Nacional y ministeriales estaban aquí, en el pasillo, y otros arriba. Nos pidieron que nos metiéramos, pero no sabíamos qué estaba pasando. Abrieron por la fuerza la puerta de esa casa donde vivía una señora con un chavo, que era su hijo. Pensamos que se trataba de un asunto de droga o que los habían confundido, pero nunca imaginamos que se dedicaran a eso. Tenemos miedo, pues tenemos hijos y salen a jugar al andador, ¿quién nos asegura que no les tomaron fotos o videos?”, comentó una de las personas de uno de los domicilios cateados en relación a la detención del pederasta Raúl D.

La casa marcada con el número 18, ahora es el blanco de las miradas. Los vecinos más cercanos tienen miedo. Nadie llegó a pensar que, detrás de esas paredes, se producía contenido para adultos utilizando niños, y la mujer y un joven, que la mayor parte del día se la pasaba sentado en las escaleras, eran capaces de ser parte de esta posible red de pornografía infantil.

Los habitantes comentaron a Por Esto!, que Raúl D., detenido el pasado jueves por autoridades ministeriales y la Guardia Nacional, actualmente vinculado a proceso con prisión preventiva por los delitos de pornografía  infantil, corrupción de  menores, violación y abuso sexual, en el mes de marzo aprovechó que los dueños del domicilio donde se aseguró el contenido pornográfico, asustados por la contingencia sanitaria, decidieron regresar a su estado de origen, por lo cual, malbarataron la propiedad en 200 mil pesos al pederasta, quien enseguida comenzó a hacerle arreglos, e incluso logró ponerse al corriente con los pagos de los servicios de agua y luz, los cuales habían sido cortados y presentaban adeudo por más de cinco mil pesos cada uno. Estas cosas se les hicieron un poco raras, ya que Raúl D, dijo ser mecánico, que era su profesión, y así se ganaba la vida, aunque nunca lo vieron arreglando algún vehículo.

A pesar de que había actos sospechosos en torno al pederasta, no tenían algún indicio que los alertara o no sabían que debían tener miedo. Ellos veían salir a una señora del domicilio, su hijo un joven de aproximadamente 18 años, quien pasaba largas horas sentado en las escaleras. Algunas veces platicando con los niños, otras con vecinos o simplemente jugando con su celular. Parecía actuar como cualquier otro muchacho.

El fenómeno de la pandemia los tenía demasiado preocupados como para ponerse a observa o tratar de indagar qué pasaba al interior de esa puerta, la cual fue abierta por la fuerza por autoridades la madrugada del jueves, de donde sacaron computadoras, discos con contenido sexual, donde se utilizaban a niños y niñas, incluso de meses de nacidos, y aseguraron a dos personas.

“Yo vi cómo se los llevaban, así bien tranquilos. Primero sacaron a la señora y luego al chavo. Los pasaron adelantito de mí”, mencionó una de las vecinas, quien ahora teme que sus niñas sean parte de ese contenido.

A unos metros de la vivienda, hay una tienda de abarrotes. La gente de otros andadores que llegan a realizar alguna compra, no pueden evitar voltear hacia el pasillo, al mismo tiempo en que se comenta lo que detrás de esas cortinas rosadas, y frente a una vivienda donde habitan dos pequeñitos, pasaba.

“Es algo horroroso. Pobres criaturas, no puedo imaginar el sufrimiento de las niñas. Que pague el maldito. Lo único que merece es la muerte”, son palabras de vecinos, e incluso de una persona que logró ver parte del contenido asegurado.

Por Jazmín Rodríguez