En las instalaciones del deportivo “Candelario Lira”, sobre la avenida Bonampak, en la ciudad de Cancún, tres familias circenses que integran unas 45 personas en total, se encuentran viviendo en campers desde mayo a raíz de la contingencia sanitaria. Las labores del circo se tuvieron que detener y durante este tiempo se han dedicado a hacer otro tipo de oficio para sobrevivir, mientras el Semáforo Epidemiológico llega a verde y puedan volver a levantar carpas y encender las luces del show.
Ricardo Manzanilla y Juan Manuel Ramos, son dueños de dos de los tres circos que se encuentren ahí; ambos son herederos del oficio de cirqueros, ya que sus padres y abuelos son fundadores de estos centros de espectáculos, aproximadamente desde 1950; ellos nacieron entre acróbatas, payasos y contorsionistas, rodeados de luces, lo que los llevó años después a crear su propia compañía circense y continuar con el legado familiar.
Llevan meses sin funcionar
Sin embargo, en marzo cuando se declaró la emergencia sanitaria en México y se suspendieron las actividades sociales y no esenciales, tuvieron que bajar la carpa, guardar los vestuarios y cancelar el show; no creyeron que el confinamiento se prolongaría tanto tiempo, ya que las familias dependían al 100 por ciento de la venta de boletos y operación del circo, pero han tenido que esperar por largos seis meses.
Ricardo Manzanilla, dueño del Circo Scalibur, pionero en Cancún hace 12 años en este tipo de espectáculos, recordó que abrió por primera vez en la Región 103 con Ruta 5 y Avenida Puerto Juárez (mejor conocida como Talleres). Ahora comentó que se siente olvidado y abandonado por el gobierno, luego de que él, mandó a desmontar muchos terrenos que el ayuntamiento más tarde convirtió en parques.
“Aquí estamos tres circos, tratando de sobrevivir; sólo queremos trabajo, así sea para chapear, soldar, sabemos hacer de todo para mantener a la familia, mientras podamos abrir el circo”, expresó.
La gira se frenó
Asimismo Juan Manuel Ramos, dueño del Circo Golden Bros, quien también viene de generación de cirqueros en Guadalajara y Ciudad de México, dijo que él se encontraba de gira y tuvo que parar labores y unirse a su amigo Ricardo para asentarse sobre la Avenida Bonampak. Junto con un tercer circo, “Afere”, unen esfuerzos para salir adelante.
“Empezamos la gira en la plaza Cancún Mall, luego nos movimos por la Pepsi y ya después nos agarró la pandemia y no nos pudimos mover. Ahora hemos estado haciendo otros trabajos para sacar para la comida hasta que podamos reactivar el circo en las colonias de Cancún”, indicó.
Las tres familias viven en campers separados por matrimonios y todas las mañanas y tardes se reúnen a comer lo mucho o poco que puedan sacar en el día.
“La mera verdad comemos frijolitos con arroz, huevitos y a veces voy a Puerto Juárez, donde me regalan cabezas de langosta o pescado; preparamos lo que caiga; ahorita no estamos para lujos”, explicó Ricardo Manzanilla.
Rutina de los niños, entre clases y maromas
Por otra parte, comentaron que sus hijos antes de la pandemia tomaban clases con un maestro particular, pero debido a las restricciones, durante la contingencia, ellos les han estado enseñando algunos temas, así como el ensayo diario donde los pequeños van practicando actos de contorsión y piruetas.
“Todas las mañanas, desde la ocho, ensayan su rutina de una hora a dos horas, menos el domingo; ellos lo disfrutan, lo llevan en la sangre. Están bien, no saben ni qué está pasando con la pandemia, no saben si hay o no hay, la vida continúa para ellos”: dijo Juan Manuel Ramos.
Indicaron que aunque mañana el Semáforo Epidemiológico Estatal cambia a color amarillo, ellos todavía no están seguros de cuál será su destino, porque aparentemente todavía no podrán abrir.
“No nos han dicho si vamos a poder abrir el circo, nos dijeron una vez que hasta que estemos en color verde, pero tendremos que ir el lunes a preguntar. Si no nos dejan todavía, tendremos que aguantar y ver qué hacer mientras; sólo buscamos alguien que nos dé una oportunidad de trabajo”: comentó el dueño del circo Golden Bros.
Así, Ricardo y Juan Manuel buscarán seguir sorteando los estragos de la pandemia para mantener y dar una vida digna a sus familias, pero sobre todo, seguirán defendiendo esta profesión que sus padres y abuelos les heredaron, ya que con mucho orgullo y esperanza en el rostro demostraron que aman apasionadamente llevar alegría y felicidad a todos los que los visitan en el circo.
Por Diego Ramos
Por Redacción Digital Por Esto!
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