Las invasiones son los últimos asentamientos originados en los recientes años en Tulum donde se estima que son alrededor de seis mil “paracaidistas” los que habitan estas zonas, lo que representa casi un 10 % de la población del noveno municipio, toda vez que el censo más actual indica que hay más de 70 mil habitantes (cerca de 40 mil en la cabecera municipal).
De acuerdo con el último censo del INEGI en el 2019, así como los datos proporcionados por la Dirección de Ordenamiento Ambiental, Urbano y Cambio Climático y la Dirección de Servicios Públicos, se estima que son entre cinco mil y seis mil habitantes en estos terrenos invadidos que se ubican en la calle Mercurio, Kukilcán y Oko’ot.
Más allá de estos números, las precariedades en las que viven los invasores es lo que más preocupa a quienes por diversas razones ocupan dichos terrenos.
Al respecto, Juana Ruiz, quien desde el 2 de octubre del 2016 vive en la zona, narró su historia de cómo siendo madre soltera de dos menores de edad aprovechó esta oportunidad para tener un patrimonio para su familia.
Expuso que los invasores son muy fácilmente señalados por la sociedad como irregulares y delincuentes por invadir propiedades que no les pertenecen, pero hay otras situaciones detrás de lo que se juzga a simple vista.
Mencionó que tras más de cuatro año las cosas no han sido nada sencillas pues no tienen certeza jurídica de tierras, no tienen oportunidad a programas de vivienda y el vivir en estas zonas de invasión es sinónimo de miedo por la amenaza y el control que tienen personas del crimen organizado.
Apuntó que los invasores han solicitado la regulación de las autoridades para que los doten de servicios elementales como seguridad, agua potable y electricidad, pero no han tenido ninguna solución tras dos administraciones municipales.
Por su lado, Jacinto Dzib, quien con su esposa ha logrado salir adelante con sus cuatro hijos, explicó que en un principio el movimiento para invadir era con personas realmente necesitadas, pero tras asentarse en los predios muchas familias fueron lanzadas y ya quedan muy pocos habitantes que verdaderamente requieren un hogar digno para vivir.
Además, comentó que todos los rincones de estas zonas irregulares como la “2 de Octubre”, “Carlos Joaquín” y “Nassim” han sido escenarios de delitos de alto impacto.
Indicó que es bien sabido que ya estas invasiones son ocupadas por personas foráneas y que andan en malos pasos, lo que atemoriza a quienes sí están en búsqueda de conseguir su patrimonio.
Respecto a este tema se buscó a diferentes dependencias municipales sobre qué se está haciendo para resolver el conflicto social, ambiental y seguridad que representan estos asentamientos irregulares, diciendo que se trabajan en las alternativas para corregir la problemática, aunque no se precisan esas estrategias.
CG