Un menor de nueve años de edad fue reclutado por su propia madre para vender drogas en los tianguis de Cancún; ella fue detenida por la policía y el pequeño llevado a una fundación.
De acuerdo con el testimonio de una mujer que ayudó al menor en su rehabilitación, éste tenía otros tres hermanos y presuntamente era víctima de violencia doméstica.
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La madre fue detenida por las autoridades e ingresada en el reclusorio, por la presunción del delito de narcomenudeo; el día de los hechos, en 2015, afirmó que la mamá dejó “encargado” a su hijo con una comerciante del mismo tianguis.
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La mujer lo llevó a vivir a una cuartería, donde era víctima de maltrato físico y emocional, además de que su entorno era hostil, por lo que fue rescatado por una vecina que se percató de los hechos, misma que lo llevó al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) para su valoración, ya que el menor estaba golpeado.
Sin embargo, el Instituto dio parte al Sistema de Desarrollo Integral de la Familia (DIF) donde quedó a resguardo y canalizó el caso a una fundación para que ayudara al menor, tanto en su rehabilitación por consumo de sustancias nocivas, como de su integración a la sociedad.
La fundación se apoyó con una asociación civil para tratar el tema de las adicciones, donde se atienden problemas por drogas, alcohol, incluso apuestas en juegos de azar; “él era adicto a la marihuana a sus nueve años, entonces tenían que buscar un lugar donde tuvieran que limpiarlo y ayudarlo”.
Explicó que el menor no contaba con acta de nacimiento ni escolaridad, por lo que a través de múltiples gestiones lograron darle una identidad y encauzarlo al camino de la educación, valores y respeto hacia él y las personas a su alrededor.
Se trabajó con el menor de nueve años, el cual estuvo bajo resguardo aproximadamente dos años, mismo que a su edad no sabía leer y escribir, además de que no contaba con un acta de nacimiento (…) en la fundación hicieron una labor titánica con él, le ayudaron a conseguir sus papeles y fue ingresado a un método de enseñanza, donde avanzó hasta el cuarto grado de primaria, pero eran clases no oficiales, no fue a través de la Secretaría de Educación de Quintana Roo, pero era impartida por una maestra con ayuda de una psicóloga”.
El menor consiguió su certificado del segundo grado de primaria, “pero en cuestión académica llegó al cuarto grado, tenía notas estupendas, con nueve de calificación, era un niño que sabía y conocía, era brillante y tenía una gran inteligencia y que podía salir y tener un exitoso futuro por delante”.
Aseveró que tomó el gusto por el deporte, principalmente por el futbol americano, “empezó a tener principios y valores que se le inculcaron en la fundación, incluso quiso hacer la primera comunión y se le ayudó”.
A pesar de los esfuerzos de la maestra, la psicóloga y el personal de apoyo de la fundación y de la asociación contra las adicciones, en diciembre de 2017 la madre del menor salió del reclusorio y, pese a sus antecedentes, se le regresó la custodia del menor en Cancún.
“Se lo regresaron y pedimos que no lo alejara de la escuela, él estaba viviendo bien, el psicólogo dijo que cuando al niño le iba bien se le notaba en su cara, en sus calificaciones y ganas de hacer cosas, eso fue en diciembre (de 2017), también ayudábamos a una de sus hermanas mayores, una persona de 25 años, casada y con hijos y le dábamos para la gasolina para que nos trajera al menor”.
Sin embargo, pese a los esfuerzos para que el menor continuara acudiendo a la fundación, cada vez fue más visible su ausencia, “empezó a faltar, las últimas veces que se le vio, fue drogado; le hicimos el antidoping y salió positivo a marihuana, hablamos con su familia para que nos dijera lo que estaba pasando, pero se lo llevaron y ya no supimos de él”, lamentó.
Puntualizó que; “si bien el menor no era drogado con intenciones de olvidar el hambre, sí le ponían (droga) en su mochila que cargaba en su pequeña espalda, él era bajito, tierno, nadie se imaginaba que vendiera cosas así, yo creo que tenía amistades en ese mundo y regresó a eso”.
De acuerdo con un estudio del Observatorio Nacional Ciudadano y la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), en Quintana Roo alrededor de 2 mil 577 niñas, niños y adolescentes están en riesgo de ser reclutados por grupos de la delincuencia organizada, debido a que se encuentran en estado de vulnerabilidad por las condiciones de vida que tienen.
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CG