El 13 por ciento de la población de Quintana Roo padece alguna discapacidad o limitación mental, siendo un total de 241 mil 795 personas que viven con esta condición en la entidad, de acuerdo con el último Censo Nacional de Población y Vivienda del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
En la estadística también se destaca que en el rango de edad, los quintanarroenses más afectados en su condición motriz o cognitiva son los de 30 a 59 años, es decir, de la población económicamente activa, quienes suman 23 mil 554 personas.
Después de este rango de edad se ubica el de 60 a 84 años, con 32.1 por ciento, lo que representa 21 mil 532 personas, seguido del rango de 0 a 14 años con 15 por ciento, lo que equivale a 8 mil 788 personas y finalmente el grupo de 15 a 29 años, con 13.1 por ciento, que son 8 mil 788 personas.
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Las mujeres quintanarroenses son las que más tienen esta condición, con un 51.4 por ciento, mientras que los hombres conforman el 48.6, siendo las más vulnerables por esta situación. Si bien el total de habitantes con estas condiciones están por debajo de la media nacional, en lo que concierne a Quintana Roo, el porcentaje es alto.
Del 13 por ciento de la población que presenta alguna discapacidad, el 3.6 sufre discapacidad general, lo que equivale a 67 mil 5 personas, 1.8 por ciento tiene algún problema o condición mental, lo que equivale a 20 mil 352 habitantes y el 8.8 por ciento es la población con alguna limitación, es decir 164 mil 117 ciudadanos.
A pesar de que el 13 por ciento de la población está en esta condición, los habitantes de Cancún consideraron que la ciudad no está preparada para la movilidad de personas discapacitadas o con alguna condición mental, pues día a día tienen que enfrentar diversos obstáculos para poder moverse de algún lugar a otro o ser aceptados.
Tal es el caso de José Luis Aguilar, quien no puede caminar y todos los días tiene que tomar el transporte público para llegar a la Casa de Cultura, donde trabaja, por lo que pidió al Ayuntamiento de Benito Juárez pensar en ellos e implementar nuevas estrategias de movilidad.
“Ser discapacitado en esta ciudad es muy complicado. Los transportes no están preparados para ello; no cuentan con las facilidades para que nosotros podamos tomar el bus. Simplemente, no existimos para la sociedad, además de que sufrimos discriminación”, dijo en entrevista con Por Esto!
Otra batalla la enfrenta Elena Saldívar, invidente de nacimiento, quien da clases de escritura braille en una asociación, pues aunque quiso tener otro trabajo, no lo consiguió por más que intentó en todo tipo de giros, desde recepcionista hasta cocinera.
“La sociedad no está preparada para nosotros, para integrarnos en los trabajos como a cualquier persona. Siempre que iba a una entrevista de trabajo me rechazaban, me decían que yo no podía realizar las funciones, sé cocinar muy bien, también atender a la gente, pero nunca me dieron la oportunidad por mi condición”, contó.
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CG