Cuatro de la madrugada, la noche era fresca , hay toque de queda hasta las cinco de la mañana, pero es el día más esperado por los abuelitos, así que no importaron las condiciones y cinco adultos mayores acompañados de un familiar, ya permanecían a las afuera del Hospital General para recibir la vacuna contra COVID-19 en Cozumel.
Otros más jóvenes resguardaban un espacio para sus para sus padres o abuelitos. El tiempo transcurría y poco a poco empezaba a notarse más movimiento. Algunos llegaban en autos particulares, otros en taxi y la mayoría en motos o bicicletas.
Dieron las siete de la mañana, la luz del día se hizo presente. Ya había casi un kilómetro de adultos mayores de 60 años, haciendo fila, sentados en sillas o sobre la banqueta. Las unidades de la Secretaría de Marina Armada de México, comenzaban a llegar con personal a bordo, toda la logística estaba lista. Servidores de la Nación apoyaban en los últimos detalles para iniciar la vacunación a las ocho de la mañana.
"Queremos vivir y por eso estamos aquí " fueron las palabras del Manuel Vera Garma de 67 años de edad, quien acompañado de su pareja María Tuz, llegaron en punto de las siete de la mañana, para posicionarse en los lugares que dos de sus hijos resguardaron durante la madrugada para hacer menos pesada su espera.
Ocho de la mañana, hay algunos retrasos, mientras tanto, cerca de 10 abuelitos que esperaban en la larga fila, fueron posicionados hasta adelante para ser los primeros en atender y recibir la vacuna.
Don Manuel Vera, su pareja y un grupo de 20 adultos mayores, iban pasando poco a poco para registrarse, y comenzar la tan ansiada aplicación de la vacuna contra el COVID-19. El tiempo sigue corriendo y aún no iniciaban con las aplicaciones. Algunos con sombrillas, otros bajo el intenso sol esperaban pacientemente.
Por fin, cinco minutos después de las 10 de la mañana, la gente mayor comenzó a recibir la vacuna. Manteniéndose 30 minutos después, en un área para observación a fin de corroborar que no se presentaran efectos secundarios.
Fue el turno de don Manuel y doña María, nerviosos pero a la vez contentos, con ayuda de una elemento de la Marina entraron al área de vacunación. Ambos permanecieron los 30 minutos reglamentarios. Afortunadamente, sin ninguna complicación.
Al salir, la sonrisa y la satisfacción de saber que:" ya tenemos la mitad de nuestro seguro de vida, nos falta una vacuna más, ahora nos toca cuidarnos de la misma manera en que lo hemos hecho. Toda mi vida he sido activo laboralmente, desde los 12 años, ahora necesito trabajar mi taxi, ya esperé casi un año, así que esperaré unas semanas más".
Dijo sentirse con la confianza de que la vacuna los protegerá, pero no serán inmunes, por lo que seguirán tomando las medidas de higiene y prevención para evitar ser parte de las estadísticas. Ellos, como miles de abuelitos, esperarán los 21 días para una segunda y última vacuna.
LAF