Los aproximadamente 200 adultos mayores que se dedicaban a empacar las compras en los distintos centros comerciales han tenido que incursionar en el comercio informal u otras actividades para subsistir, por lo que también se exponen al COVID-19.
Nazario N., quien durante aproximadamente cuatro años se desempeñó como paquetero de un supermercado, reconoció que la pandemia ha sido particularmente dura para ellos, porque su principal fuente de ingresos se cerró desde hace casi un año.
Aseguró que trabajaba un turno de seis horas por los que obtenía aproximadamente doscientos pesos de ganancia al día, que usaba para comprar su medicamento y cubrir sus necesidades básicas, incluso para darse uno que otro gusto.
Recordó que él y su esposa incursionaron en dicha actividad para mantenerse ocupados y porque su pensión como trabajador retirado de Petróleos Mexicanos (Pemex), no era suficiente para sufragar sus gastos por lo que vieron la posibilidad de obtener un ingreso diario de dinero.
Aseguró que al principio le resultó difícil tener la rapidez para empacar los productos, pero con disciplina y constancia al poco tiempo fue nombrado encargado del turno de 14 a 18 horas.
Sin embargo, con la llegada del COVID-19 recibieron la noticia que por encontrarse entre la población en riesgo de contraer la enfermedad no podían seguir laborando, por lo que han tenido que buscar otras opciones para subsistir.
Dijo que de los doscientos compañeros, adultos mayores, que estima prestaban sus servicios como paqueteros, algunos se emplearon como acomodadores de carros en los estacionamientos de las plazas comerciales o como vendedores de frituras en las paradas de autobuses.
Aseveró que si buscaban protegerlos, lo único que lograron es exponerlos más, porque ahora no sólo tienen que exponerse al virus, sino también al peligro que conlleva dedicarse a acomodar carros o vender sus productos en los semáforos teniendo que “torear” los carros.
“Tenemos que buscar dinero para comprar nuestras medicinas, tenemos que buscar dinero para nuestra comida. No podemos estar esperanzados en el gobierno porque el dinero no alcanza, ya con esta edad tenemos que comprar pastillas para todos los dolores y eso es un gasto grande, por eso tenemos que salir a las calles con la bendición de Dios únicamente, porque no hay de otra”, enfatizó.
Por último, sentenció que todos los adultos mayores que fueron sacados de los centros comerciales y no cuentan con el apoyo de su familia se encuentran padeciendo sin trabajo fijo, y peor aún, continúan exponiéndose a la enfermedad porque de una u otra manera tienen que buscar dinero para subsistir.
En ese sentido, el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam), publicó en su sitio oficial que uno de los derechos de los adultos mayores es ausentarse de su puesto de trabajo, ya que forma parte de los grupos de riesgo de mayores consecuencias, con apego al Acuerdo que establece las medidas preventivas a implementar para la mitigación y control de riesgos para la salud por COVID-19, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 24 de marzo de 2020.
CG