Don Diego Ramiro Pool Durán lleva 12 años dedicándose a la venta de pozol de coco, masa y tortilla para hacer panuchos, recorriendo las calles de la isla de Cozumel; sin embargo, hace un par de años le dio una embolia que frenó su actividad.
Pese a lo difícil de su situación logró avanzar en su rehabilitación y hoy don Diego está de regreso, no obstante, la enfermedad le dejó graves secuelas, pues una de las manos le quedó semiparalizada, motivo por el que ya no puede conducir la motocicleta en la que recorría la isla para vender sus productos y ahora se transporta en una pequeña bicicleta para niños.
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Pese a que en el mercado municipal y otros puntos de la ciudad hay personas que también se dedican a la venta de masa y sus derivados, Don Ramiro Pool prefiere recorrer la isla para vender sus productos, por lo que tras 12 años llegando a los hogares cozumeleños, ya es conocido y reconocido por su clientela.
Él cuenta que hasta hace un par de años, justo antes de su enfermedad, se trasladaba en motocicleta porque le hacía más sencillo su trabajo, ya que podía recorrer la isla y llegar hasta los sitios más alejados para ofrecer su masa, pozol de coco y las tortillas para hacer panuchos; sin embargo, al sufrir la embolia tuvo que parar su actividad para tratar su enfermedad, y pese a estar en rehabilitación, las secuelas del padecimiento le han ocasionado graves afectaciones.
Una de ellas y, la más severa, fue que su mano derecha no recobró la movilidad total, por lo que manejar su motocicleta se volvió un problema para él; ante la adversidad decidió utilizar una bicicleta muy pequeña, que era de una de sus nietas, para transportarse y poder continuar con su actividad.
Pese a todas las dificultades y a sus 60 años, don Ramiro Pool continúa luchando por ganarse la vida, afortunadamente su venta todos los días es un éxito, pero para eso sale desde muy temprano a trabajar.
De paso, don Ramiro hace ejercicio mientras maneja la bicicleta, lo cual le sirve como parte de su rehabilitación. Circula cuidadosamente por la ciudad ante el intenso tráfico, comenta que le cansa la espalda manejar en una bici tan pequeña que no es la adecuada para él, pero por ahora no se atreve a invertir en otra que sea apropiada por la situación económica complicada que se vive, pues lo poco que gana lo reinvierte en los insumos.
Dice tener seis hijos, todos casados y cuenta que desde hace ocho meses también sufrió la pérdida de su esposa, la mujer con quien compartió su vida más de 30 años.
A pesar de todo, asegura que mientras tenga fuerzas continuará con su actividad, pues de eso vive y no piensa dejarlo tan fácil porque sus clientes lo esperan todos los días de la semana.
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CI