Quintana Roo

Semblante de Carlos Joaquín luce deteriorado, tras 5 años de gobernar Quintana Roo

Entre aficiones y silencios, con un semblante completamente diferente al de hace 5 años, el mandatario llegó a la elección que marcará el destino de su gestión.
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Su semblante no es el mismo. Han pasado cinco años desde que ganó la votación que le permite gobernar Quintana Roo. Entonces, su sonrisa era más pronunciada, parece haber tenido unos kilos más y alzaba más los brazos en señal de victoria.

De guayabera azul, con adornos de flores amarillas en el costado derecho –una alegoría de los colores que lo llevaron al Palacio de Gobierno–, cubrebocas en un rostro que anida unas ojeras agridulces y una mirada de aparente calma, Carlos Joaquín González emitió ayer su voto en esta jornada electoral, que es la última, previa a los comicios de su sucesión.

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Los tiempos de vacas gordas se han ido. En 2016, junto con él, la coalición PAN-PRD celebraban haberle arrebatado al PRI de Roberto Borge no sólo la gubernatura, que el delfín tricolor (Mauricio Góngora) creía suya, sino también las alcaldías de Othón P. Blanco, Solidaridad y la joya de la corona: Benito Juárez.

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Albiazules y soles aztecas también se encumbraron en el Poder Legislativo por el empuje “del cambio”, el cual no logró consolidarse, pues para 2018, como parte del efecto López Obrador, Morena se posicionó como la primera fuerza política de la Entidad, haciéndose de las principales alcaldías y del Congreso del Estado.

La coalición de los partidos por la que Carlos Joaquín llegó a la gubernatura sólo pudo obtener triunfos en José María Morelos, Felipe Carrillo Puerto y Tulum.

Ahora, ese consorcio de partidos, que sumó como aliado a su antiguo rival y antagónico, el PRI, y a otra fuerza política local impulsada por la presente administración, el Partido Confianza, luce débil y apuntaba a seguir perdiendo espacios.

Éste, sin duda, no es el mejor panorama para el Gobernador. Esta elección precede a los comicios para renovar el Congreso local, cuyos miembros revisarán las cuentas de la administración 2016-2022, cuando Carlos Joaquín se despida.

También es la antesala de la madre de todas las batallas: la lucha por su sucesión, pues el ocaso de su mandato ha llegado y Quintana Roo tendrá nuevo gobernador el próximo año.

Estos comicios llegan también en el momento en que Quintana Roo enfrenta serios problemas derivados de la pandemia por Covid-19, que no se logra controlar, por lo que el semáforo amaga con regresar al rojo.

Durante la jornada se incumplieron los protocolos sanitarios, hubo aglomeraciones y no se respetó la sana distancia ni aplicación de gel antibacterial en el acceso a muchas casillas, lo que podría derivar en mayores contagios que, en su caso, se reflejarán en dos semanas. 

Las credenciales de elector fueron tomadas por los funcionarios de casilla, y al momento de poner la tinta indeleble sujetaban los pulgares de los electores, no se realizaba constante limpieza ni desinfección de las urnas.

Por la mañana, el Gobernador envió un mensaje invitando a la ciudadanía a ejercer su derecho al voto, con el cuidado de los hábitos.

También exhortó a cumplir con responsabilidad las medidas sanitarias, lo cual ha sido el gran reto, pues la rebeldía y la falta de supervisión mantienen un relajamiento de los protocolos sanitarios y un pico en los contagios.

El Ejecutivo estatal también pidió que los comicios se realizan de forma pacífica, con tolerancia; sin embargo, sólo en la zona sur se mantuvo cierta tranquilidad. En la región norte, los incidentes fueron mayores.

Tras emitir su sufragio, en compañía de su esposa y uno de sus hijos, Carlos Joaquín compartió que hubo algunas detenciones como parte del operativo de seguridad en todos los municipios, pero nada más. Hermetismo total en torno a la balacera en la supermanzana 518 en Cancún y del intento de quema de una casilla en Tulum.

En cambio, su primera expresión pública después de votar no fue en torno a los comicios. Carlos Joaquín se dio tiempo para dejar ver su afición por el automovilismo. Lo primero que hizo fue felicitar al piloto mexicano de F1  Sergio Checo Pérez, por hacerse del Gran Premio de Azerbaiyán. Lo hizo incluso antes de compartir a la población el comunicado técnico diario con la actualización de casos positivos y defunciones por COVID-19.

Quintana Roo alcanzó este día los 28 mil 230 casos positivos, mientras que las defunciones suman dos mil 832, lo que quiere decir que en esta Entidad –que tiene como motor económico la actividad turística–, uno de cada diez infectados no sobrevive.

Ayer, entre aficiones, disfunciones, filias y fobias, Carlos Joaquín le plantó cara a la elección, pero con otro semblante al que tenía, cuando las vacas gordas de 2016 tocaban a su puerta.

JCL