Enfermar de gravedad por COVID-19 genera costos cercanos a los 11 mil pesos diarios en hospitales públicos de Quintana Roo; en clínicas privadas, la tarifa se duplica si no hay complicaciones que ameriten un gasto aún mayor. De acuerdo con datos de familiares en el Hospital General de Chetumal, sondeados por este medio, el costo total por día en terapia intensiva del área COVID-19 en hospitales del sector salud es de 11 mil 358 pesos, mientras que el costo diario en sala general es de 10 mil 333 pesos.
Según la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), la recuperación de un paciente contagiado con estancia hospitalaria toma de tres a ocho semanas, dependiendo de la severidad del caso, lapso en el que la persona infectada puede demandar estudios, atención especializada, ventilación mecánica, radiografías de tórax, colocación de catéter, examen de biometría hemática, medicamentos, etcétera.
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En el peor de los escenarios, si la persona permanece las ocho semanas señaladas, la cuenta se infla por arriba de los 600 mil pesos, una cifra impagable para los sectores más vulnerables. Si bien, los hospitales públicos hacen descuentos de hasta 40 por ciento a pacientes que no cuentan con seguridad social, familiares de enfermos por COVID-19 han denunciado cuentas de hasta 50 mil pesos por atención de sus pacientes en el Hospital General de Chetumal.
La Secretaría de Salud (Sesa) en Quintana Roo justificó que estas cuentas se deben a que, aunque la atención médica es gratuita para todos, los medicamentos, insumos médicos y hospitalización deben cobrarse a pacientes; sin embargo, cada caso es analizado de manera individual y, tras realizarles estudios socioeconómicos, se les puede aplicar descuentos de hasta 90 por ciento.
Los costos en el Hospital General de Chetumal oscilan, en sala general, al día, 198 pesos; terapia intensiva, 427 pesos; uso del ventilador, 165; prueba PCR, 3 mil 500; placa de tórax, 154; TAC tórax, mil 680; instalación de catéter central, mil 560; intubación y colocación de tubo ventilador, 633; laboratorios, 3 mil 239, que incluye química sanguínea, Ferritina, Procalcitonina, gasometría, Biometría Hepática, TPS, ES y Prueba Funcional Hepática. Desembolsos colaterales De acuerdo con la AMIS, en el país, en promedio, las personas que cuentan con seguro de gastos médicos pueden gastar hasta 407 mil 836 pesos y quienes cuentan con seguro de vida, hasta 218 mil 992.
El desembolso se recrudece cuando la persona infectada, que requiere de cuidados intensivos, vive en localidades fuera de las ciudades que sí tienen hospitales habilitados para atender el COVID-19. Y es que no sólo se trata de la persona enferma, también deben trasladarse diariamente a las ciudades los familiares encargados de cuidarlo, ellos también deben comer, incluso hospedarse en algún hotel o posada.
Tres tortas al día, un agua o un refresco, si se considera que el cuidador sólo tomará un alimento en todo el día, suman 150 pesos diarios; además del boleto de autobús, que puede costar de 500 a mil pesos por persona, dependiendo de la distancia. Antes de llegar a esto, cuando la o él paciente comienza a pre-sentar síntomas, se requiere de una prueba de detección de COVID-19.
En laboratorios particulares autorizados por el gobierno, oscilan entre 600 y mil 400 pesos. Sólo por la neumonía atípica que deriva del COVID-19, según la AMIS, los costos directos pue- den rondar desde los 23 mil hasta los 80 mil pesos diarios. Perder la vida o perder el patrimonio “El COVID-19 no es un juego, si te enfermas puedes perder la vida o perder tu patrimonio, por lo costoso que llega a ser el tratamiento y los gastos que genera”, sostiene Jimmy Marín Ávila, vecino de la isla de Holbox, quien se va recuperando de esta enfermedad y que en sólo 10 días de tratamiento de los 21 que ha estado enfermo gastó cerca de 100 mil pesos.
Quienes se enferman de COVID en Holbox, prefieren salir de la isla para atenderse en otros lugares, pues, de entrada, no hay un sitio donde se pueda rentar un tanque de oxígeno, mucho menos dónde rellenarlo, de modo que la única opción es salir. “Llevé todo el tratamiento en una casa particular, con oxígeno y sueros en las venas.
Una enfermera se encargaba de ponerme unas inyecciones en el estómago que me servían para la circulación y en las nalgas para reparar los pulmones, aunque también tomaba como 10 pastillas que eran parte del tratamiento”, compartió. Aunque ya fue dado de alta, aseguró que su recuperación sigue en “veremos”, ya que se agita si camina mucho, por lo que su tratamiento continuará con un aparato que le sirve para controlar su respiración, “quién sabe hasta cuándo”.
Jimmy tuvo que pagar cuatro mil pesos por la renta del tanque de oxígeno y mil 600 pesos diarios por el rellenado, de modo que gastó 12 mil 800 pesos por los ocho días que lo utilizó. A esto se adicionan mil pesos diarios por vitaminas que le aplicaron por tres días, el suero, que le costó tres mil pesos; además de 16 mil pesos en medicamentos por 10 días.
Para tratarse tuvo que rentar una casa particular por 12 mil pesos durante 10 días en Cancún, donde no es viable hospitalizarse en una clínica pública por la saturación de pacientes y donde el costo de atenderse en un hospital privado asciende a 180 mil pesos. También gastó aproximadamente cinco mil pesos en comida por los 10 días, siete mil 500 pesos en la contratación de una enfermera, así como mil pesos por cada vez que el doctor acudía a revisarlo.
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Además, desembolsó mil 800 por sanitizar la casa y 300 pesos por su vehículo, 700 pesos en un examen de tórax, mil 800 en muestras de sangre y tres mil 500 en medicamentos cuando estuvo en Holbox.
CG