Juan Ángel es una de las personas que han visto cómo sus ingresos se han reducido en los últimos dos años, principalmente a causa de la pandemia. El padre de tres hijos pasó de tener un puesto gerencial en una agencia de autos, a emprender en el motoservicio. Manifiesta el esfuerzo diario por llevar el sustento y la confianza de que vendrán tiempos mejores lo mantiene firme.
La historia de Juan Ángel Pérez es como la de muchas personas que vivieron cambios radicales por la pandemia, ya que, de tener ingresos que le permitían un salario por encima del promedio, fue parte de un recorte en la empresa automotriz en la que tenía un puesto gerencial.
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Primero le redujeron más de la mitad de sus ingresos y le bajaron de puesto por la situación financiera de la empresa, que no podía sostener la plantilla laboral, y posteriormente en una serie de recortes escalonados su nombre apareció en la lista y su vida cambió totalmente, en el momento que requería esa solvencia de un salario seguro, pues nació su tercer hijo.
En medio de la situación económica en la capital y la necesidad de generar ingresos, decidió incursionar en uno de los trabajos que más crecimiento tuvieron en Chetumal durante el confinamiento, que fue el de motoservicio.
Compartió que no fue fácil, que pasó momentos muy difíciles al principio, pero que se ha mantenido porque decidió fortalecer su fe en medio de la situación, pues de lo contrario considera que no hubiera podido con tal carga.
Manifestó que a la fecha ha logrado recursos por alrededor del 70 por ciento de lo que ganaba en el puesto gerencial, y que sus ingresos ahora son mayores a los que tenía cuando le bajaron el puesto antes de ser liquidado.
Por ello, sabe que tomó una buena decisión y sigue esforzándose día a día, repartiendo encargos que le hacen sus clientes mediante su teléfono celular, que incluyen diversas compras de artículos, alimentos así como el pago de servicios.
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Con base en su experiencia, comentó que lo más importante es la actitud que tomamos ante las adversidades, pues decidió poner su fe en que podría salir adelante, y demostrarles también a sus hijos cómo reaccionar ante una adversidad de esta dimensión.
Cree que vendrán mejores tiempos y se esfuerza día con día a prestar el mejor servicio y tener más clientes. Y su actitud motivó a su esposa, quien realiza piñatas que venden en redes sociales con la finalidad de apoyarle y juntos siguen creciendo.
Cabe mencionar que recientes estudios del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) muestran que como el caso de Juan Ángel, el ingreso promedio de familias en Quintana Roo cayó un 23.67 por ciento en dos años.
El promedió de ingresos en las familias pasó de 20 mil 255 pesos mensuales a 15 mil 460 pesos, situándose por debajo del promedio nacional, que se encuentra en 16 mil 709 pesos.
En la Entidad, la brecha salarial entre un hogar en la zona urbana y la rural es de siete mil 177, ya que el promedio de ingreso en la ciudad alcanza los 16 mil 188, mientras que en el campo es de 9 mil 11 pesos.
Servicio se dispara 260% en Chetumal
La pérdida de empleos y el confinamiento por la pandemia generó un boom en el servicio de motorrepartidores, que se disparó 260 por ciento, al pasar de 50 a 180 en la ciudad de Chetumal, capital del Estado.
La actividad que deja dividendos hasta de 600 pesos diarios fue la única opción para Jesús Koo, quien desde el inicio de la pandemia se decidió por esta actividad, al perder su empleo en una refaccionaria ante el recorte de personal, pero que ahora ve como un ingreso seguro para sostener a su familia. Como él, algunos de sus amigos tienen como único ingreso las diligencias para quienes no pueden acudir por sus productos o pago de servicios.
Ante este incremento de motorrepartidores o motoservicios, el Instituto de Movilidad del Estado de Quintana Roo (Imoveqroo) insiste en una regulación, aseguró Juan Eduardo Francisco Díaz, director de Supervisión y Vigilancia de la dependencia.
El objetivo de la regulación es crear el padrón de vehículos y el marco regulatorio que los regirá, así como la tabulación del cobro, ya que al no tenerse una regulación, algunos de ellos cobran en exceso su servicio, “estamos empezando con ello, quiénes son y cuántos son; es necesario hacerlo porque el número de estos servicios y de trabajadores se ha multiplicado derivado de diversos factores, como la pérdida de sus empleos por la pandemia”.
Dijo que la regulación dará incluso mayor seguridad a los trabajadores, quienes deberán de cumplir con el equipo de seguridad, medidas de seguridad en los vehículos y el control del número de trabajadores.
Jesús Koo ha sido afortunado debido a que desde el inicio de la actividad no ha tenido ningún percance, no así algunos de sus compañeros, quienes ya han sufrido accidentes, así como incidentes con los clientes que no quieren pagar el servicio, que no les gusta el servicio o el producto y se rehúsan a aceptarlo.
La regulación, además del padrón y las medidas de seguridad, pretende implementar uniformes, cromática en los vehículos, número y establecimiento de la tarifa, “esto es muy importante para evitar abusos en el cobro de los servicios”, aseguró Francisco Díaz, debido a que actualmente son ellos (los motorrepartidores) quienes cobran lo que ellos deciden.
Un servicio del Centro de Chetumal a Calderitas es de aproximadamente 50 o 60 pesos; mientras que el mínimo se cobra en 30 pesos, aseguran, “pero sí hay compañeros que dicen una tarifa y cuando llegan cobran más y ahí empiezan los problemas con los clientes, porque nosotros calculamos más o menos”.
El funcionario público aseguró que los permisos para ofrecer este servicio podrán otorgarse de manera individual, costos mínimos.