Quintana Roo

En abandono y pobreza, así viven más de cuatro mil abuelitos en Cancún

Personas de la tercer edad en Cancún sobreviven realizando pequeños trabajos o de pedir limosna por las calles y otros se refugian en casas de asistencia por el abandono de sus seres queridos
Algunos abuelitos son recibidos en instituciones de asistencia debido a que sufren abandono de familiares en Cancún / David Pérez

A José García lo abandonaron sus hijos cuando enviudó, en 2015. A sus 88 años, intenta concluir sus días en el centro de asistencia en Quintana Roo que lo arropó, donde la mayoría de los residentes, como él, llegan producto del abandono, por su delicado estado de salud o avanzada edad.

Aunque don José ahora tiene una nueva familia en Casa de Don Pascual, tendrá que regresar con el DIF porque fue la dependencia que lo ingresó.

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“Él tiene que volver con el DIF a sus 88 años, porque van a inaugurar una casa transitoria del adulto mayor, sin embargo él no ha querido irse, porque aquí ya tiene una familia, a sus amigos y se siente muy bien con nosotros”, lamentó Arturo Rodea, director general de Casa de Don Pascual.

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Pepe, como le dicen de cariño sus compañeros, es una de las 4 mil 500 personas mayores de 60 años de Benito Juárez que se encuentran en estado de vulnerabilidad grave, de acuerdo con el presidente de la Federación de los Adultos Mayores en Quintana Roo, Horacio Reyes García.

“Los ves en la calle pidiendo limosna, en las distintas oficinas de gobierno pidiendo ayuda, asistencia, apoyo, ayuda”, subrayó.

Reyes García explicó que en Cancún hay alrededor de 45 mil adultos mayores, de los cuales, 10 por ciento se encuentran en una situación vulnerable, ya sea por situaciones económicas o por agresiones.

Expuso que incluso estas personas, aunque estén viviendo en una casa con sus familiares, sufren algún tipo de violencia, “y ahora con la pandemia se vinieron a despertar muchos demonios, porque los hijos no vivían con los abuelos y ahorita viven con ellos y es un conflicto por los espacios”. 

Vicente Marcial es originario de Guerrero, pero desde hace más de 40 años llegó a vivir a Cancún “porque hay que buscarle dónde mejor se la pase uno”. Actualmente no tiene trabajo, mucho menos seguro médico o una pensión que logre amortiguar los gastos de la casa y los que conllevan la pandemia de COVID-19

Para sus gastos, dice, hace trabajitos de fontanería y electricidad, porque para albañilería o poner pisos, sus rodillas ya no le dan. 

Dijo que hay días buenos en que se puede llevar 300 pesos y otros en los que, de plano, no genera ni un peso. “Hay mucha competencia, pero también mucha desconfianza, no cualquier persona mete alguien a su casa que no conoce”. 

Con sombrero de paja, camisa azul un tanto desgastada, pantalón oscuro, tenis rotos y un cubrebocas de tela, aguarda bajo la sombra de un árbol del Parque de las Palapas, en espera de los resultados clínicos que se realizó en un laboratorio privado. 

Pese a no tener seguro ni pensión, tras trabajar en mantenimiento en la Zona Hotelera de Cancún, mencionó que actualmente se mantiene de los “trabajitos” que realiza y del apoyo económico del Gobierno Federal. 

“Tengo cinco hijos, quince nietos y siete bisnietos. Me ayudan económicamente, pero me gusta hacer mi trabajo por mi cuenta, para que no piensen que estoy necesitado. De vez en cuando me echan la manita, pero no es de cada ocho días, no se les puede obligar, aunque ahorita la ley ya los obliga ayudar a los papás, pero no, lo que sea su voluntad”. 

Sin institución que los respalde

Aseveró que han solicitado a las autoridades municipales y estatales la creación de un instituto para la atención del adulto mayor “y políticos que han venido aquí, incluida la presidenta Mara Lezama, se han comprometido totalmente y a la mera hora no cumplen absolutamente nada”. 

Destacó que necesitan con urgencia un instituto de atención del adulto mayor. “No necesitamos pelearnos con los políticos, necesitamos que sean empáticos, realistas con lo que está pasando”. 

Mencionó que por la pandemia de COVID-19, quienes estaban en los centros comerciales estaban a través del DIF municipal, con un contrato, “pero ya no están ahorita, si acaso a dos o tres que fueron a presentarse, pero también está el problema que no hay bolsas en los supermercados (para empacar la mercancía) entonces no tienen mucho que hacer ahí, están limitados”. 

Dijo que Cancún fue creado por mucha gente traída por contratistas, quienes nunca otorgaron Seguro Social, y esos trabajadores que ya se encuentran en la etapa de vejez, carecen de pensión y de afiliación médica. 

Aunque no precisó el número de adultos mayores sin pensión en Quintana Roo, ya que no hay un censo sobre el tema, porque muchos migraron o tienen Seguro a través a través de sus familiares. 

“No tienen Seguro o pensión de esa naturaleza, pero ahorita el Gobierno Federal da un apoyo al adulto mayor de 65 años, pero este ya venía de tres sexenios para acá, pero en automático ya es un ingreso, es lo que tenemos ahorita”. 

Por otra parte, aseguró que la Federación de los Adultos Mayores en Quintana Roo está exigiendo tres cosas a las autoridades: el Instituto de Atención al Adulto Mayor, la residencia para adultos mayores para 4 mil personas y que el transporte público concesionado al municipio de Benito Juárez sea gratuito para ellos. 

Explicó que el proyecto para la creación del Instituto de Atención al Adulto Mayor requiere un estimado de 158 mil pesos mensuales para operar de manera puntual, aunque aún no hay un sitio para el resguardo de los abuelitos. 

Cómo él, decenas de adultos mayores se encuentran deambulando en las calles en busca de trabajo, quienes no lo obtienen, se encuentran en los cruceros de las principales avenidas pidiendo limosna.

Estado longevo

En Quintana Roo hay 102 personas con más de 100 años: 66 hombres y 36 mujeres que desafían el cálculo de la esperanza de vida que es, en promedio, de 75 años, de acuerdo con el último censo realizado por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi). 

Pivilet Aguiar Alayola, investigadora de la Universidad del Caribe, apuntó que a pesar que la población longeva, el estado no figura con la típica imagen del abuelito con canas y arrugas publicadas en las postales o películas, sí padecen enfermedades crónico-degenerativas en la que pierden miembros y se les deterioran los órganos, como el hígado y riñón.

Además tienen dificultades para movilizarse: les duele la cadera, la rodilla, la espalda, por lo que requieren de la asistencia de un bastón para caminar y van perdiendo la vista.

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CG