Hace más de dos décadas, el módulo de la Profeco desapareció en la cabecera municipal, un servicio que en la actualidad se ha vuelto esencial para prevenir aumentos injustificados y abusos contra los consumidores. Ha habido casos en los que en los centros comerciales, los productos tienen un precio en el estante, pero al pagar en caja, el recibo muestra un precio diferente. Lamentablemente, no existe una entidad que regule esta práctica.
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Diana Pech señaló que, en los últimos tiempos, han notado que en los grandes comercios de la ciudad, mantienen etiquetas de precios a la vista. Sin embargo, al pagar en la caja y revisar los recibos, descubren que los precios de algunos productos difieren considerablemente de los que se muestran al público. A pesar de las reclamaciones, los cajeros a menudo alegan que los precios no se han actualizado.
Lamentablemente, no hay un lugar al que puedan acudir para presentar sus quejas y que los comercios sean monitoreados, especialmente ahora que los programas del gobierno estatal han dado lugar a aumentos de precios en los productos. Estos aumentos pueden variar desde 50 centavos hasta uno o dos pesos, y solo aquellos que revisan sus tickets de compra se dan cuenta de ellos.
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Las amas de casa, que prefirieron mantener el anonimato, afirmaron que con el programa "Mujer es Vida," los productos en los comercios donde suelen comprar han visto incrementados sus costos. En esta ocasión, no pudieron abastecerse de la misma manera que la última vez que recibieron su recurso económico, el cual pueden canjear por abarrotes, debido a las fluctuaciones de precios.
Las autoridades municipales, a través de la Secretaría General dirigida por el profesor Roger Medina, comparten la preocupación de los habitantes. Estos han expresado su descontento por los precios no regulados en los comercios locales, especialmente en los más grandes. Es por ello que han comenzado las gestiones para reinstaurar un módulo de la Profeco.
Hasta el momento, no han recibido la respuesta deseada por parte del gobierno estatal, pero continúan insistiendo. Las quejas se han presentado porque las revisiones en básculas de comercios y bombas de gasolina son esporádicas y pasan mucho tiempo entre una visita y otra, lo que ocurre solo cuando surge alguna denuncia sobre litros incompletos de gasolina o kilos insuficientes de tortillas.
Es importante recordar que hace muchos años existió un módulo de la Profeco, pero en ese momento no había tantos comercios como en la actualidad, lo que justificó la desaparición del módulo hace aproximadamente dos décadas. Sin embargo, hoy en día se necesita el servicio para proteger a los consumidores, especialmente en vista de la economía precaria que prevalece y que dificulta la adquisición de la canasta básica.
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AT