La conexión a la red sanitaria de una veintena de marinas que operan en Isla Mujeres no avanza. Los yates y veleros no tienen lugar para descargar sus aguas residuales. Salvo dos inmuebles que cumplen con estos requisitos, la mayor parte no ha adaptado sus instalaciones y sus clientes siguen depositando sus desechos en mar abierto.
Antes de la pandemia se informó que las marinas Puerto Isla Mujeres y El Milagro son las únicos conectadas a la red, pero el resto no ha avanzado, a pesar del exhorto de la autoridad federal para que cumplan con el protocolo de recepción de aguas residuales de los veleros y yates.
Al menos hay 40 atracaderos en la periferia de la laguna Makax, y ninguno de ellos cuenta con esta infraestructura, excepto Marina Puerto Isla Mujeres, que se ubica en esa zona. Según las normas internacionales, los navegantes saben que deben eliminar sus excretas a más de 20 millas de puertos.
Estas normas establecen las siguientes distancias para la descarga de aguas: dentro de las tres millas más próximas a la costa, se pueden descargar las aguas que se hayan tratado de manera que no contengan sólidos ni coloración alguna. De tres a 12 millas, cuando las aguas hayan sido tratadas con trituradoras y desinfectadas, además de estar en navegación a más de cuatro nudos de velocidad; más de 12 millas, si no se dispone de equipo para desmenuzar o triturar y desinfectar las aguas sucias, siempre y cuando se haga navegando a una velocidad mínima de cuatro nudos.
Esta medida es aplicable a las embarcaciones de recreo y abarca los restos orgánicos de comida y cualquier tipo de vertido contaminante. Los veleros de regata están regulados por su propia normativa, y los artefactos flotantes, como piraguas e hidropedales, también están sujetos a la orden ministerial que regula la prevención de la contaminación en la mar.
Incapacidad
Actualmente, la planta de reciclaje de Aguakan opera a su máxima capacidad, tratando 30 litros por segundo. Conectar más establecimientos implicaría el riesgo de no poder tratar adecuadamente los líquidos residuales antes de inyectarlos al subsuelo.
Se espera una inversión pendiente de 17.3 millones para duplicar la capacidad de esa planta. Aguakan había anunciado que esta cifra se concretaría en 2022, pero sin dar explicación alguna, canceló el proyecto. En medio de la presión social, no ha confirmado abiertamente si lo llevará a cabo en este ejercicio fiscal, a pesar del constante aumento del turismo masivo a un ritmo promedio del 10 por ciento después del desconfinamiento.
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AT