Pocas familias han comenzado a acudir al cementerio de Kantunilkín para dar mantenimiento a las tumbas de sus seres queridos fallecidos, en preparación para la celebración del Día de los Muertos que comienza el 31 de octubre. En su mayoría, las familias esperan hasta el 2 de noviembre para volcarse en el camposanto, según informaron los encargados del lugar.
Durante un recorrido por el camposanto, se ha observado que algunos familiares ya han comenzado a pintar las tumbas, preparándose para celebrar el Día de los Muertos y recibir a sus seres queridos, ya que, según la creencia local, en esta época se les otorga el permiso para visitar a los vivos.
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De acuerdo a los encargados del cementerio, se ha llevado a cabo una limpieza anticipada y se ha mantenido la constante limpieza del lugar. No obstante, persiste un desafío importante: la falta de espacio para enterrar a los difuntos. Por ello, las autoridades han iniciado trabajos para su ampliación.
El cementerio estuvo un tiempo abandonado debido a la pandemia, incluso se prohibió el acceso durante las fechas del Día de los Muertos. Sin embargo, tras el regreso a la normalidad, se abrió al público y se ha mantenido su limpieza de manera constante. A pesar de ello, se presentan algunos problemas menores, como la eliminación de frascos de veladoras, que debería ser responsabilidad de los familiares, quienes a veces se molestan cuando se retiran.
Solo un reducido número de familias, alrededor de tres o cuatro, ha acudido para realizar la limpieza de las tumbas de sus seres queridos fallecidos. Mayormente, los habitantes esperan hasta el 2 de noviembre, cuando se celebra una misa en el lugar, para acudir y, tras la actividad religiosa, proceden a limpiar las tumbas, pintarlas y dejar sus ofrendas florales.
Se menciona que cada año, la mayoría de las familias llevan a cabo estas actividades entre el 1 y el 2 de noviembre, siendo este el momento en que se concentra la mayor afluencia. Por lo general, alrededor de 15 a 20 familias acuden al día. Durante todo el mes de noviembre, también se registra una asistencia regular, ya que en la región existe la creencia de que durante todo el mes, las almas pueden visitar a sus familiares vivos.
No obstante, se afirma que aproximadamente la mitad de las tumbas no recibe mantenimiento, ya que pertenecen a difuntos cuyas familias siguen otras religiones y no conmemoran los Días de los Muertos, o al menos no acuden al cementerio para llevar a cabo las actividades propias de la religión católica.
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