Calles en mal estado, camellones convertidos en basureros, bardas grafiteadas y sucias con propaganda política, sin mencionar la ola de ejecuciones y demás hechos policiacos de alto impacto, que siguen dañando la imagen del que se presume es el destino turístico más importante de México, Cancún, reflejo del descuido de las autoridades durante décadas, pero también de quienes se acostumbraron a vivir así.
Este año Cancún cumplió 53 años desde su fundación, una ciudad que jamás se consideró el impresionante crecimiento que tendría con el paso de los años y que se planificó mal, sin drenaje, sin estacionamientos y conforme fue creciendo por la oferta laboral desde mediados de los años 70, la gente fue llegando cada vez en mayores cantidades para trabajar, generando el desarrollo de zonas habitacionales y con los años se fueron formando los asentamientos irregulares -aparentemente en zonas alejadas del primer cuadro de la ciudad- pero que pronto quedaron dentro de la mancha urbana.
Los años pasaron al igual que las autoridades, como mudos testigos de lo que vendría para esta ciudad en franca decadencia y que tiene como principal atractivo la Zona Hotelera, lo que la ha convertido en el destino turístico por excelencia gracias a sus playas y hoteles, pero más allá de ello, la zona urbana se fue quedando relegada, con algunos arreglos por aquí, otros por allá, pero siempre insuficientes para la demanda que requiere una ciudad joven, pero que paradójicamente ya se ve avejentada, descuidada y abandonada por las autoridades que no saben del pésimo transporte público que tiene porque nunca han tenido la necesidad de subirse a una combi repleta de gente, con calles deshechas por los materiales de baja calidad que se han usado o porque el mismo paso de los años les ha cobrado factura, con edificios o locales abandonados por tanta inseguridad como en la otrora icónica avenida Yaxchilán, que hoy sólo es un triste recuerdo de lo que fue en sus años de gloria.
Asimismo, los edificios públicos o bardas perimetrales han sido pintarrajeadas y usadas para “adornar” con caras de políticos que quieren seguir “sangrando” esta ciudad sin darle algo a cambio, o con camellones secos que lejos de estar llenos de árboles y plantas, están repletos de basura, porque tal parece que para eso sirven y eso no sólo es culpa de las autoridades, sino de la propia gente que se ha acostumbrado a vivir así, en medio de la inmundicia, sorteando baches o calles encharcadas o soportando los olores nauseabundos que en muchas zonas cercanas a los cárcamos se perciben o en los basureros al aire libre.
Cancún, a sus 53 años, es una ciudad que podría ser ejemplo a nivel mundial por sus bondades naturales, pero hoy es una triste caricatura del sitio que la mayoría escogimos para tener prosperidad y vivir mejor, pero que hoy en día, su imagen urbana está muy alejada de lo que fue en sus años mozos, ojalá que quienes estén pensando seriamente en buscar un cargo de elección popular, ya sea como Alcalde, Regidor, Senador o Diputado de verdad analicen como retribuirle un poquito a esta ciudad, que tanto les ha dado
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HS