La laguna de la colonia El Milagro, en Cancún, se ha convertido en uno de los lugares preferidos de miles de personas que acuden particularmente los fines de semana a este sitio, que también se ha convertido en un basurero clandestino. En un recorrido se pudo constatar que hay mucha basura, llantas y muebles viejos.
Ante la imposibilidad de mucha de la población que habita en las colonias irregulares de Cancún ubicadas rumbo a la salida a Mérida, de ir a las playas, que les quedan a muchos kilómetros y “a muchos pesos”, la mayoría opta por pasar los días de asueto en esta laguna artificial que se formó al llegar al manto acuífero, cuando se sacaba material de estos terrenos.
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Pero, como en muchos puntos de Cancún, este lugar ya está inundado de desechos y basura de todo tipo.
Vecinos que viven cerca de la laguna, señalaron que por las noches está muy oscuro y eso es aprovechado por mucha gente que viene a tirar sus bolsas con basura, así como muebles viejos que ahora forman parte del paisaje de la naturaleza en El Milagro.
De igual manera hay decenas de llantas viejas que también fueron tiradas y que incluso ya hasta cuentan con un lugar especial, pues se van acumulando y poco a poco se está formando un dique de viejos neumáticos, donde los niños de la localidad juegan por las tardes, sin medir en el riesgo que corren.
“Pues como no pasa el camión de la basura, a la gente se le hace fácil venir acá y tirar su basura alrededor de la laguna. El agua cada día está más contaminada. Antes había animales y ahora es difícil ver alguno.
“Lo que estará bien es que pusieran lámparas o luminarias, y ya con luz, yo creo que la gente dejaría de venir a tirar de todo”, apuntó Roque Maldonado, vecino de la zona.
La mayoría de los habitantes de estos asentamientos visitan asiduamente la laguna, cuerpo de agua que surgió “accidentalmente”, dada la escasa distancia de los mantos freáticos con la superficie.
Aseguraron que ir a las playas representa una verdadera odisea, que incluso no llega a superar a la experiencia de zambullirse en la humilde laguna milagrense.
Los “turistas” del improvisado balneario optan por inventar sus propias sombrillas para el sol con camisetas o telas en desuso. Y pese a que cientos de infantes disfrutan de las frescas aguas de la laguna, resulta preocupante la nula presencia de un cuerpo de salvavidas o rescatistas, tarea pertinente para las autoridades de Cancún, especialmente del departamento de Protección Civil.
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NR