Quintana Roo

A pie y con poco dinero, así llegaron cuatro jóvenes a Cancún para integrarse al Tren Maya

Cuatro jóvenes procedentes de Cuernavaca llegaron a Cancún con el sueño de trabajar en la mega obra del Tren Maya
El costo de un taxi del AIC hasta el centro es muy caro por eso prefirieron caminar / R. Flores

Procedentes de Cuernavaca, Morelos, cuatro jóvenes, tres hombres y una mujer, llegaron a Cancún en busca de poder trabajar en el Tren Maya. Aunque ya estaban pre contratados, saben que deben administrar los pocos recursos económicos con los que llegan, por ello decidieron caminar desde la terminal dos del Aeropuerto Internacional de Cancún, hasta el Boulevar Colosio para abordar un transporte de menor costo que los que salen de la zona federal.

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Cargando sus mochilas y maletas, se enfilaron a pleno rayo de sol, para caminar poco más de un kilómetro a fin de conseguir un transporte hacia el centro de Cancún, en donde se hospedarían en un hotel, según comentaron.

¿Está lejos el centro? Pregunta uno de ellos, quien dijo llamarse Octavio y que se mostraba entusiasmado por empezar una nueva etapa de vida, buscando incorporarse a las mega obras que están en marcha en esta parte del Caribe Mexicano.

Aunque en Cuernavaca hace calor, el de Cancún es mucho más intenso, comenta al mostrar que ya estaba sudando con la leve caminada iniciada, mientras avanzaban sobre el camellón con pasto que interconecta con el bulevar Colosio o la carretera federal 307.

Los recién llegados consideraron que estaba fuera de sus bolsillos pagar el costo de un taxi que los llevara desde el AIC a la zona centro; tampoco consideraron trasladarse en un autobús a la terminal de camiones en la avenida Tulum y Uxmal, por lo que optaron por caminar y tratar de conseguir una opción más económica.

Con cara de sorpresa dirigen sus miradas hacia el puente del Trébol y -dicen entre ellos que no está “tan lejos” y pueden resistir caminar cargando sus equipajes, con el rayo del sol sobre ellos, así como una humedad que genera mayor sensación térmica.

Vestidos con ropas ligeras, avanzan a largas zancadas, sobre la banqueta, donde Claro puede jalar su maleta con ruedas, tratando de alcanzar a sus tres compañeros, enfilados poco más adelante que ella.

Por lo menor llegamos bien, sin retraso en el vuelo y a buena hora para conocer el camino y ver la ciudad, comentan al avanzar al encuentro de su nueva etapa de vida y trabajo en Cancún.

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AT