Chicleros mayas de la comunidad de Petcacab están por ser conocidos como los únicos a nivel mundial.
El trabajo del chiclero en la Zona Maya cuenta con todas las características para dar pie a ser reconocidos a nivel mundial como “Chicle Maya de Quintana Roo y Campeche”.
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Desde la antigüedad el trabajo con la resina del chicozapote ha sido un arte que hasta en nuestros días son pocas las personas quienes lo siguen practicando.
Salvador Rodríguez, supervisor divisional de examen de marcas del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, mencionó que “Chicle Maya de Quintana Roo y Campeche” está conformado con personas que saben manejar la resina del árbol en la zona maya y está al mando de mayas, lo que da la seguridad de que está completamente de acuerdo con que serán reconocidos de manera mundialmente.
Rodríguez agregó que los elementos más importantes para que se toman en cuenta para la denominación de origen y en este caso la indicación geográfica “Chicle Maya de Quintana Roo y Campeche” es lo que le da la reputación y la imagen del producto.
“Las personas que con sus manos trabajan este arte conocen sus raíces y de dónde vienen y eso es la herramienta fundamental para respaldar a los estudios que se han realizado por medio del IMPI para que esto sea uno de los factores más importantes, “lo que se reconoce de un producto es su calidad y su origen “agregó.
“El trabajo del campo y el saber del monte no solo es para darnos de comer, si no también para ser reconocidos por le trabajo, su labor ancestral, conocimiento, tradiciones, sobre todo el proceso que implica la elaboración de este producto desde la selva.
Manuel Jesús Andrete, Director Ejecutivo del Consorcio Chiclero S.C de R.L. Chicza, agregó que los ejidatarios de Petcacab han practicado y protegido esta labor y conocimiento por lo que ellos demuestran que es un patrimonio que se ha pasado por años de generación en generación.
Selvas abundantes como estas solo existen en los territorios de Campeche y Quintana Roo, donde hay alrededor de millón y medio de hectáreas arboladas como reservas reproductivas forestales sustentable que por las buenas prácticas ambientales, sociales y económicas han sido reconocidos por organismos internacionales.
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HS