Habitantes del asentamiento irregular Santa Cecilia de Cancún afirmaron muy molestos, que los pocos candidatos que han pasado por ahí, sólo los usan para ganar sufragios aprovechándose de su pobreza, aseguraron que nunca los voltean a ver, no visitan a las colonias si no son campañas y cuando terminan éstas, ellos se van y no regresan hasta dentro de dos o tres años. En algunos casos mencionaron que no votarán por nadie y en otros casos aún están indecisos, pero en lo que los entrevistados coincidieron, es que ya no creen nada de lo que dicen los políticos.
Los ciudadanos se quejan de que por el hecho de ser una colonia irregular no cuentan con ningún tipo de servicio; pero que, sin embargo, las autoridades municipales sí les cobran impuestos a quienes montan algún negocio, lo que consideran injusto.
Reconocen que residen en un asentamiento debido a la falta de oportunidades para adquirir una vivienda, ya que sus ingresos no les permiten hacerlo. Por ello, optaron por comprar un terreno en esta zona, a pesar de saber que no estaba regularizada, como única forma de obtener un patrimonio.
Los entrevistados señalaron que les han prometido ayuda para regularizar la colonia, pero hasta ahora no ha ocurrido, aunque saben que otros asentamientos irregulares sí han corrido con suerte, pero consideran que a ellos los abandonaron.
Afirman que cada campaña electoral es exactamente lo mismo, las colonias irregulares son utilizadas como moneda de cambio en la búsqueda de votos, toda vez que son zonas muy pobladas, con un alto porcentaje de electores, pero también con un elevado índice de marginación, lo que es muy atractivo y conveniente, para hacer demagogia y promesas falsas, el único lenguaje que conocen los políticos.
Señalan que en su caso, además de polvo, debido a que las calles son de terracería, se respira pobreza, desesperanza y evidentemente hay muchas necesidades, que conocen todos los candidatos, independientemente del cargo que estén buscando, pues desde hace más de 30 años habitan en el lugar, tiempo en el que han ido y venido aspirantes, que al llegar al poder no hacen nada, por lo que ahora ya no le creen a ninguno, ni les abren la puerta de su casa.
“El voto ya no se vende”, gritó la señora Guadalupe Olán Pérez, mientras lavaba con agua en cubetas las cosas de su casa, que estaban llenas de polvo por el fuerte viento que sopló el domingo, ya que evidentemente escasea el agua.
Uno de los vecinos, Eliseo Sánchez, comentó que como tiene que trabajar, casi no está en su casa, pero los vecinos le han dicho que ya pasaron algunos candidatos, que dicen lo mismo de siempre, que harán la segunda parte de la pavimentación de la venida, pero así lleva años, por eso ya no deposita su confianza en ningún aspirante, sólo busca sacar a su familia adelante.
Otros colonos mencionaron que cuando ellos necesitan a las autoridades para solicitar los principales servicios, la respuesta de siempre es que como no están municipalizados los terrenos no los pueden ayudar, pero si abren un negocio si son buenos para enviar inspectores y cobrarles impuestos, lo mismo que cuando van a pedirles el voto, entonces sí son ciudadanos que cuentan, por lo que ya están hartos.
Por su parte la señora Albina Santos dijo que ella no va a votar, que es perder su tiempo y hay cosas más importantes que hacer; señaló que vive desde hace muchos años en Cancún y nunca ha votado, pues ningún candidato le da de comer, su tienda es la que la alimenta, y a pesar de estar en una zona irregular, tiene que pagarle al Ayuntamiento.
Explicó que ella vive en la colonia El Milagro, y está pavimentada, pero porque los vecinos se cooperaron y todos ayudaron, no fue gracias a los candidatos o las autoridades, que no han hecho nada por ellos.
Y el dato más contundente de que los candidatos ni brillan, ni figuran entre los habitantes de este asentamiento, es que nadie recuerda sus nombres, ni siquiera del partido al que representan, es más, algunos aseguraron que cuando escuchan la bulla, de plano cierran sus puertas porque no los quieren ni ver y ese es el mejor termómetro para medir lo heladas que son estas campañas, con candidatos sin propuestas propias y ajenos completamente a las necesidades del ciudadano.
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