El calabazo o mejor conocido en la región como “chúuj” ya casi no lo siembran los campesinos en la milpa tradicional porque, también, han dejado de utilizar este fruto como un recipiente para almacenar y mantener el agua fresca, pues lo han cambiado en la actualidad por bidones de plástico, dieron a conocer los productores que se identificaron con el nombre de Armando Camaal Chí, Sebastián Tun Chan y Leonardo Pérez Uc.
Indicaron, ahora los artesanos son los que todavía siembra esa variedad de calabazo para elaborar con ellos, diversos productos artesanales, los cuales venden luego en la zona turísticas del estado.
Don Armando Camaal Chí, productor del ejido de Naranjal, indicó que el calabazo se dejó de sembrar desde hace más de 6 años, porque perdió su valor como recipiente para almacenar y llevar agua a la milpa.
Dijo, ahora el moderno campesino usa más los portones o bidones de plástico para almacenar y llevar agua a su centro de trabajo, a pesar de que esos depósitos no conservan la frescura del líquido.
Refirió, en su comunidad solamente los artesanos están sembrando todavía el calabazo en sus terrenos para elaborar con ellos diversos tipos de artesanías. Don Sebastián Tun Chan, productor del ejido de la Esperanza, dijo que los campesinos de hoy ya no usan el fruto del calabazo como recipiente para llevar su agua a la milpa.
Comentó que los campesinos ya se modernizaron y ahora llevan su agua en recipientes de plástico para tomar en la milpa y para que preparen su pozole. El calabazo, de acuerdo a la biblioteca digital de la medicina tradicional mexicana, se obtiene de una planta trepadora conocida como Lagenaria siceraria.
Esta planta se caracteriza por tener un fruto en forma de cilindro y el cual es cortado, ahuecado y limpiado por las comunidades mayas de la Península de Yucatán para transformarlo en un recipiente.