Quintana Roo

Familiares de desaparecidos pierden poco a poco pertenencias y propiedades, para financiar sus averiguaciones

Al dolor de una desaparición sigue el calvario de la búsqueda, alimentado por la incertidumbre, la desesperación, la enfermedad y las deudas. Las familias deben dividir su tiempo entre el trabajo y los operativos para encontrar a sus seres queridos, si bien les va; algunas incluso, tienen que vender sus pertenencias, terrenos y casas para solventar los gastos.

Luego que una persona se reporta como no localizada, su familia inicia la búsqueda entre amigos, parientes o vecinos, pero saldar los costos, más la vida diaria, genera que muchas veces sea difícil enfocar toda la atención en encontrar a un hijo, un hermano, un padre o una madre que se ha perdido, pues requieren seguir trabajando.

“He tenido que vender mis cosas, empeñar algunas más y dejar mi trabajo por buscar a las personas desaparecidas y ayudar a las familias que están padeciendo el dolor de no saber dónde están sus hijos, hermanos y papás”, expresó Graciela Suárez González, integrante del colectivo “Verdad, Memoria y Justicia”, quien lleva seis años y cuatro meses indagando el paradero de su hijo.

Ella dejó su trabajo como vendedora en los tianguis para participar en las búsquedas de personas desaparecidas. Ahora genera recursos a través de algunas cosas que comercializa en redes sociales o en su casa, pues la gente la conoce y a veces le toca la puerta para comprarle algo, o tiene trabajos ocasionales una o dos veces por semana. Prefiere enfocarse en los operativos.

“Vendí una bicicleta, mi triciclo con el que llevaba mis cosas al tianguis, empeñé mi celular y otras cosas que tenía, todo para tener dinero y poder buscar a los jóvenes desaparecidos; además, mucha gente ha perdido su patrimonio o sus casas, porque los extorsionan con decirles dónde están sus familiares a cambio de dinero, pero sólo los engañan”, compartió.

"Buscar un hijo no tiene precio" madres buscadoras sacrifican su salud mental y física / Especial

Buscar a un hijo no tiene precio. El costo de perder un familiar no sólo es emocional, conlleva desgaste físico y psicológico, también económico, expresó.

Para una persona que no trabaja, hasta los gastos mínimos, como el transporte, se vuelven difíciles. La fiscalía únicamente paga la movilización, dijo.

Sin embargo, conseguir un “patrocinador” no está dentro de los planes, pues con frecuencia las personas que no conocen su situación y carecen de empatía, las acusan de ser “vividoras”.

“La gente se burla de nosotros. En una fecha en especial, como el 30 de agosto, el Día Internacional de las Personas Desaparecidas, cuando hicimos una caminata, la gente nos gritaba que fuéramos a cuidar a nuestros esposos. Decían que a nuestros hijos los desaparecieron por ser unos asesinos”, contó.

Añadió que la discriminación es una pared con la que chocan todos los días, y ni siquiera los amigos apoyan. Señalan a su hijo o a varios desaparecidos de ser delincuentes por tener tatuajes, lo que consideró absurdo, pues eso no define a una persona. Ella misma tiene dos, y nunca ha pisado la cárcel, dijo.

En cuanto a la salud, contó que padece de presión arterial alta y gastritis. También fue víctima de la depresión por largo tiempo, pero sigue adelante, incansable, incluso a espaldas de sus otros hijos. El mayor, dijo, únicamente le pide que tenga cuidado; la otra, no estaría de acuerdo.

Labor deficiente

Acusó que ella no les cree a las autoridades de la Fiscalía General del Estado, ni a su impartición de justicia, pues a su parecer se dedican a engañar a las familias.

Un caso reciente, ocurrido en Playa del Carmen, evidenció el deficiente trabajo y la falta de empatía de los responsables. Por más de un año y nueve meses, una mujer buscó a su marido, cuyo cuerpo llegó al Servicio Médico Forense (Semefo) a la semana de su desaparición. La primera vez que acudió a buscarlo, no le mostraron el catálogo de cuerpos, sino solo algunas fotos, por lo que la familia vivió un infierno durante meses.

Ella misma cree que su hijo está en el Semefo, pues a esa conclusión la han llevado las investigaciones que ha hecho todos los días, por casi siete años, pero las autoridades no colaboran con ella y desestimaron las pruebas que ha presentado.

Colectivos realizan sus propias búsquedas, encontrando más desaparecidos que las mismas autoridades / Especial

“Encontrar lo que encontremos”

Graciela es una mujer segura de sí misma, desafiante. Los años de búsquedas bajo el sol la “han curtido”. Eso le ha dado “estómago” para seguir de pie a pesar de haber visto cosas inconcebibles.

En una búsqueda en Chetumal desenterraron sacos repletos de huesos. “La fiscal que se metió a un pozo sacó osamentas, había también tambos pozoleros. Soy de aguantar, no rápido me botas”.

Finalmente dijo que a ella no le importa no tener dinero, sale no por su hijo, sino por los hijos de todos, a veces únicamente con un litro de café para pasar el día, con la única finalidad de traerle descanso y paz a una familia.

“Encontrar lo que encontremos. Yo en lo personal he encontrado a varios. Les he entregado lo que llamamos ‘los tesoros’ a las mamitas y yo soy feliz. Hasta un dedito he encontrado y he entregado y yo soy feliz, porque ya va a descansar”, finalizó.

Rascarse con sus propias uñas

Cada familiar de los desaparecidos debe gestionar los recursos para las búsquedas, y esto es un tema personal con las autoridades, para evitar malos entendidos sobre el dinero o acusar desvíos, declaró la titular de “Verdad, Memoria y Justicia”, Romana Rivera Ramírez.

Algunas familias obtienen recursos del gobierno para la movilización de las integrantes de los colectivos de búsqueda en Quintana Roo. Esto se realiza con una gestión a través de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas del Estado (Ceaveqroo),

“Cuando se necesita mover la familia de alguna persona desaparecida para buscarlo en otro municipio deben pedir el recurso a través de Ceaveqroo; como víctimas indirectas tienen el derecho. Por ejemplo, hay un joven que desapareció en Chetumal, pero su familia vive en Cancún, entonces el Estado debe darles los recursos”, afirmó.

Rivera Ramírez mencionó que cuando la búsqueda se realiza en el mismo municipio donde desapareció la víctima y la familia está en el lugar, la Fiscalía General del Estado, a través de la Unidad de Personas Desaparecidas, la moviliza de las oficinas de la dependencia al punto del operativo, asimismo les brinda alimentos y al concluir la diligencia la regresa al lugar de reunión.

“Antier fui a una búsqueda en Playa del Carmen, por ejemplo, en esos casos se gestiona el recurso para los gastos, aunque después se suspendió por las condiciones del clima, pero aprovechamos a una búsqueda forense que dio resultados positivos, pues con las características la familia encontró el cuerpo que ya tenían en las instalaciones del Servicio Médico Forense”, declaró.

En este caso, el cuerpo ya tenía un año con ocho meses en la morgue, pero la falta de tacto de los forenses, no hacer la confronta con el cuerpo y los datos del expediente, provocó que los familiares pasaran meses de agonía sin saber nada, cuando el cuerpo lo recuperó la Fiscalía a las pocas semanas de haber desaparecido.

La mayoría de las familias sacrifican sus trabajos y dinero para buscas a sus familiares / Especial

Algunos padres y madres de personas desaparecidas tienen empleos como cualquier otra persona, de ahí continúan sacando recursos para sus gastos personas y pagar pasajes de transporte público de sus casas a la Fiscalía, pues en su mayoría de los casos ese es el punto de reunión para los operativos de búsquedas.

Sobre el tema de la toma de muestras de ADN, Romana Rivera indicó que recientemente se embalaron 164 muestras que serán llevadas a la Ciudad de México al Centro Nacional de Identificación Humana, para después llevarlas a un laboratorio en Guatemala y en seis o siete meses tener los resultados.

“El colectivo ‘Verdad, Memoria y Justicia’ hizo la gestión con el Gobierno Federal para la toma de estas muestras, ya se hicieron y se las llevaron, debemos esperar y todo este gasto lo paga la federación” concluyó.