
Durante esta Cuaresma, las familias obreras enfrentarán dificultades para seguir la tradición de consumir pescado, debido al precio elevado que ha alcanzado este alimento. Con el costo de las especies de ración, como el pescado fresco, que asciende a 120 pesos el kilo, muchos hogares se verán forzados a optar por alternativas más económicas, como el pollo, cuyas piezas enteras se encuentran a un precio mucho más accesible, entre 49 y 60 pesos el kilo, dependiendo de la tienda y las ofertas disponibles.
Rosa Pérez, una ama de casa local, comentó sobre la situación: “El pescado ya no está nada barato, no hay dinero para adquirir dos ejemplares pequeños. Preferimos comprar pollo y combinarlo con legumbres y verduras.” Como muchas otras familias, Rosa ha tenido que recurrir a los pescadores locales para encargar pescado fresco, pero la alta demanda de las especies más comunes, especialmente en las loncherías que atienden a los turistas, hace que este sea un lujo poco accesible.

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Según los precios en los puntos de venta en la isla, el pollo entero se encuentra a 60 pesos el kilo, mientras que en algunas tiendas de autoservicio, el precio puede bajar hasta 49 pesos, dependiendo de las ofertas. Sin embargo, los cortes más caros como la pechuga de pollo, alcanzan hasta 188 pesos por kilogramo.
Por su parte, las verduras también han aumentado su costo, pero aún se consideran una opción viable para complementar las comidas familiares. Con 150 pesos, las amas de casa pueden adquirir una variedad de productos como chayote, zanahoria, calabaza, aguacate, papa, cebolla y arroz, entre otros, suficientes para un guiso. Además, con 200 pesos en total, pueden comprar un kilo de tortillas para alimentar a una familia de cinco miembros, y disfrutar de un plato de pollo con verduras.

Durante la Cuaresma, muchas familias de escasos recursos, en su mayoría trabajadores de la industria turística, combinan frijoles con presas de pollo, lentejas con verduras y arroz, o compran tamales que traen venteras provenientes de Yucatán. Estos trabajadores, que ganan en promedio 278.80 pesos diarios, deben hacer frente a los costos de alimentación, transporte, ropa y educación, a menudo realizando trabajos adicionales para cubrir estos gastos.
En algunos casos, tanto el papá como la mamá trabajan para poder pagar los altos alquileres que, en la actualidad, rondan los 4,500 pesos mensuales por un pequeño inmueble de 30 metros cuadrados. A pesar de estas dificultades, algunos empleados reciben apoyo a través de despensas bimestrales otorgadas por el gobierno municipal, lo que ayuda a mejorar la condición de aquellos que son beneficiarios del programa. Sin embargo, pocas empresas brindan apoyo similar a sus trabajadores, dejando a muchos de ellos sin este tipo de asistencia.

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La preocupación también es creciente en la isla por los efectos que los aranceles. Edwin Chi, trabajador de mantenimiento de jardín en un hotel, expresó su inquietud: “Esperamos más alza en nuestros alimentos si no se negocia esa amenaza”, refiriéndose a la posibilidad de que estos aranceles provoquen un aumento aún mayor en los precios de los productos básicos.