
En un giro significativo, un camino que anteriormente era utilizado como un basurero clandestino en la zona de Rancho Viejo ha sido objeto de deforestación con el fin de vender lotes. Esta transformación refleja un cambio en el uso del suelo, pero también plantea preocupaciones ambientales y sociales.
El camino había sido convertido en un gigantesco tiradero clandestino, donde se acumulaban montones de escombro, muebles viejos, llantas, basura y hasta desechos de hotelería. Esta situación no solo era un problema visual, sino también un foco de contaminación ambiental y riesgo para la salud pública.

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La deforestación del área para la venta de lotes no elimina el problema inmediato del basurero clandestino, ya que la basura aún sigue acumulada en las orillas. Además, plantea nuevas preocupaciones ambientales. La pérdida de vegetación puede afectar la biodiversidad local y aumentar el riesgo de erosión del suelo. La falta de regulación y planificación adecuada en el uso del suelo puede llevar a problemas de infraestructura y servicios básicos para los futuros residentes.

A pesar de que la obra ya cuenta con el sello de clausurado por el ayuntamiento, la transformación de este camino tiene implicaciones tanto ambientales como sociales.
La venta de lotes puede atraer nuevos residentes, lo que podría aumentar la demanda de servicios públicos, incluyendo transporte, educación y salud. Sin embargo, si no se abordan las deficiencias actuales en estos servicios, como la falta de transporte público eficiente, la calidad de vida de los residentes podría verse comprometida.