El agua de los cenotes de la “Isla de las Golondrinas” no es apta para el consumo humano, a pesar de que estos presentan niveles de contaminación relativamente bajos, informó Germán Yáñez Mendoza, investigador y espeleólogo.
Aunque destacó la buena salud de los acuíferos de la ínsula, advirtió sobre la necesidad de extremar precauciones para evitar futuras contaminaciones.
El especialista señaló que un estudio realizado hace un par de años reveló resultados positivos sobre la sanidad del líquido en estas cavernas. Indicó que no hay una gran contaminación en las zonas subterráneas; sin embargo, enfatizó que esto no debe llevar a la complacencia.
“No tenemos un problema grave en la calidad del agua, pero es crucial mantener un monitoreo constante”, afirmó.
Recalcó que la creciente mancha urbana en Cozumel representa un riesgo significativo, ya que puede provocar la contaminación del subsuelo y, por ende, de los mantos acuíferos.
Dijo que aunque el agua de los cenotes no es segura para beber, puede ser utilizada para actividades como el lavado o el baño.
Yáñez Mendoza aclaró que “de ninguna manera se debe considerar usar el agua de cenotes o pozos para beberla, sin un tratamiento adecuado”.
Esta advertencia es fundamental, dado que puede contener contaminantes que no son evidentes a simple vista.
El investigador también expresó su preocupación por la posible contaminación en áreas de asentamientos irregulares. A pesar de que no se han realizado estudios específicos en estas zonas, sugiere que sería prudente llevar a cabo inspecciones para evaluar el grado de polución presente.
Aunque la calidad del agua en Cozumel se encuentra en un estado aceptable, en términos generales, Yáñez Mendoza subrayó que esto no significa que se pueda bajar la guardia.
Es imperativo mantener una vigilancia constante para prevenir la filtración de contaminantes hacia los acuíferos, asegurando así la salud del recurso hídrico, vital para los habitantes y visitantes de la isla, dijo.