
Lilia Rivadeneyra Arana, nacida en la zona maya, ha dedicado muchos años a emprender. Ofrece alimentos a la comunidad carrilloportense para sostener a su familia. Comentó que ha trabajado durante más de 55 años y, aunque ha tenido tropiezos, no se rinde.
Mientras preparaba tacos para los clientes que llegaban al momento de la entrevista, mencionó que no toda su vida se ha dedicado a la venta de alimentos. Cuando era joven, y ya casada, tenía su propio negocio en el centro de la ciudad.

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La originaria de la zona maya, de padre beliceño y madre de esta región indígena, dijo que “empecé a trabajar a los 25 años, en una tienda de abarrotes y en una zapatería; incluso, llegué a poseer un local de importaciones”, aseguró.
Lilia añadió que “he tenido una tienda de ropa, pero por alguna razón se cerraron las puertas de ese establecimiento. Posteriormente, decidí abrir un local de venta de antojitos, como panuchos, salbutes y chilindrinas, con el apoyo de familiares y empleados”.
Ese negocio lo atendió durante algunos años, porque “el tiempo no perdona, ya que cada día nos volvemos personas de edad avanzada. Por ahora, sólo me dedico a la venta de tacos de guisado. Esto no me lleva mucho prepararlo y no permanecemos demasiado tiempo de pie, lo cual nos perjudica en estos momentos. Sin embargo, seguimos trabajando para llevar alimento a mi familia”.
Con una mirada alegre hacia sus clientes, Liliana dijo: “tengo más de 55 años trabajando, y durante ese tiempo he podido sacar adelante a tres de mis hijos, ya que desde hace 45, cuando falleció mi esposo, tuve que asumir el rol de papá y mamá a la vez, para sacar adelante a mis hijos”.

La mujer emprendedora comentó que, con todo el trabajo que ha realizado durante estos 55 años, logró darles estudios a sus vástagos, al igual que ropa, calzado y alimentación. “No puedo quejarme de la vida, ya que mis hijos son adultos, tienen su propia familia e incluso, ya tengo nietos”.
Señaló que “creo que mi objetivo en la vida se ha cumplido, ya que hoy puedo decir que construí una gran familia. Tengo un nieto que es médico, una nieta, maestra, y otro que estudia diseño gráfico, en Valladolid”.
Lilia Rivadeneyra Arana, con voz quebrada, afirmó que, a pesar de haberse quedado sola tras la muerte de su esposo, cuando sus hijos eran pequeños, nunca se rindió. Tuvo que superar obstáculos para sacar a su familia adelante.
Actualmente enfrenta un problema, pues una de sus hijas está enferma. “Pero, a pesar de todo, con la ayuda de Dios, buscamos superar esta crisis. Es por eso que le echo muchas ganas al trabajo. Ahora, algunos de mis nietos me ayudan. Nunca me he rendido, aunque he caído, pero siempre hemos salido adelante”.

Doña Lili, como es conocida en la ciudad, se despierta a muy temprana hora y comienza su jornada laboral, con la preparación de los guisos para los tacos que ofrecerá a sus clientes. Incluso, elabora las salsas que dan el toque especial a su comida.
Su local es muy conocido por los habitantes de la ciudad, además de los viajeros de paso, pues se encuentra cerca de la terminal de autobuses. Los pasajeros, al descender de la unidad, acuden a su lonchería para saciar el hambre acumulada durante el viaje.
A pesar de los problemas familiares que ha enfrentado, y el de salud que afecta a una de sus hijas, que requiere tratamiento especializado, doña Lili no se rinde. En ocasiones se ha visto obligada a cerrar su negocio para llevarla al médico, en Mérida, Yucatán.