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Quintana Roo / Riviera Maya

Trabajo y sacrificio: Legado de más de 20 años de una emprendedora maya con ayuda de la apicultura

La cooperativa es un ejemplo de labor colectiva y solidaridad, logrando un impacto positivo en la economía local.
María Erlinda ha logrado salir adelante y ofrecer educación  a sus hijos, mientras conserva la abej melipona
María Erlinda ha logrado salir adelante y ofrecer educación a sus hijos, mientras conserva la abej melipona / Luis Enrique Cauich

A sus 39 años, María Erlinda Citul, de la comunidad Juárez, cuenta con 20 años de experiencia trabajando en la apicultura y fomentando la conservación de la abeja melipona, cuya miel, con propiedades medicinales, utiliza para la elaboración de productos de higiene en la cooperativa “Muuch Kaab”, de la que forma parte junto con otras siete mujeres de la localidad.

Este trabajo le ha permitido ayudar a su esposo a solventar los estudios de su hijo de 24 años, quien culminó la preparatoria en Leona Vicario. Además, tiene otro de 19, con discapacidad permanente. Ambos comprenden los sacrificios realizados durante estas dos décadas para darles la educación necesaria y una mejor calidad de vida. Sin embargo, en sus inicios, fue difícil compaginar su crianza con la atención de las colmenas.

El colectivo “Muuch Kaab” comenzó a trabajar, en el 2006, con la abeja melipona; actualmente han diversificado su fabricación a 19 productos

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Trabajar en la apicultura y la elaboración de productos con la miel de la abeja melipona no ha sido sencillo en estos 20 años. A pesar de la negativa inicial de su esposo, Jesús Pech, ha encontrado el apoyo necesario. Lo más complicado fue el sacrificio que María Erlinda ha tenido que hacer para adaptarse a las labores del hogar, asumir la responsabilidad de ser una mujer emprendedora y contribuir económicamente a su casa para poder salir adelante.

Hubo momentos en los que tenía que dejar a sus hijos en casa, a Sergio, de 24 años, y Brian, de 19, quien padece una discapacidad. No obstante, ambos comprenden el esfuerzo que su madre ha realizado durante estos años para mejorar su calidad de vida y poder costear sus estudios y otros gastos, como atención médica, ropa y elementos básicos. Este proyecto apícola ha sido una gran ayuda.

A los 19 años, en 2006, comenzó a trabajar en la cooperativa “Muuch Kaab, un proyecto del Instituto Quintanarroense de la Mujer, que les proporcionó 20 colmenas para trabajar con la abeja melipona, una especie cuyo rescate es clave, ya que su miel se considera curativa y, afortunadamente, es uno de los pocos insectos que no pica.

Junto con sus compañeras, que han pasado por situaciones similares a las de ella, se embarcó en esta aventura.

3 días a la semana se ocupa en la agrupación
3 días a la semana se ocupa en la agrupación / Luis Enrique Cauich

Una fundación les ofreció capacitación para la elaboración de productos con la miel, lo que les permitió aprender y trabajar, aunque implicó sacrificar tiempo con su familia.

Sin embargo, todo este esfuerzo valió la pena. María Erlinda ha trabajado con dedicación para salir adelante con su familia y, gracias a la cooperativa, contribuir a los gastos de los estudios de su hijo. Esto incluyó el costo de los pasajes, alimentos, uniformes, libros, copias y otros materiales necesarios para el bachillerato, ya que estudia a varios kilómetros de la comunidad, viajando todos los días a Leona Vicario.

Durante estos 20 años de trabajo en la cooperativa, se levanta muy temprano para preparar el desayuno de su esposo, quien se marcha al campo, atender a su hijo que asiste a la escuela, cuidar del otro con discapacidad y continuar con sus labores en el hogar. Al mismo tiempo, adelanta las tareas domésticas, entre otras actividades.

7 mujeres forman parte de Muuch Kaab, las que se capacitan sobre el uso de productos apícolas
7 mujeres forman parte de Muuch Kaab, las que se capacitan sobre el uso de productos apícolas / Luis Enrique Cauich

A las nueve de la mañana entra a la cooperativa para comenzar con el cuidado de las abejas y la elaboración de productos de higiene, que luego se ponen a la venta.

Sale a descansar a las 13:00 horas, y va a casa a preparar la comida para su esposo e hijos. A las 15:00 regresa a sus actividades. Acude a la cooperativa tres días a la semana, pero si es necesario, no falta ninguno.

Su entusiasmo por su labor sigue intacto; incluso, con más fuerzas, porque dice amar lo que hace. Gracias a este trabajo, aprendió a elaborar nuevos productos a petición de los clientes, adaptándolos a sus gustos. Hoy cuenta con un proveedor en Cancún y recibe cada vez más grupos de personas que visitan su comunidad para adquirir los productos de higiene.

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María Erlinda es la representante de “Muuch Kaab” y afirma que toma este proyecto con toda seriedad. Junto con sus compañeras, ya cuenta con 60 colmenas, mismas que aprendieron a reproducir para conservar a la abeja melipona, una especie desplazada por otras y que se trabaja en muy pocos lugares.

Recordó que durante la pandemia vivió uno de los momentos más complicados de su vida, ya que la actividad, producción y demanda cayeron. Llegó el confinamiento, y creyó que sería muy difícil recuperarse, pero poco a poco todo comenzó a normalizarse y han logrado salir adelante.

La miel, con propiedades medicinales, es uno de los artículos más demandados por los clientes locales.
La miel, con propiedades medicinales, es uno de los artículos más demandados por los clientes locales. / Luis Enrique Cauich

Hoy en día, después de esa experiencia, trabaja con más ahínco, disfruta lo que hace y más, apoyar a su familia con el fruto de su esfuerzo.

Pretende enseñar a los jóvenes de la localidad, especialmente a las mujeres, que es posible atender un hogar y trabajar al mismo tiempo. Además, enfatiza que los sacrificios tienen sus recompensas, pero nunca hay que rendirse, aunque los obstáculos sean muy difíciles de superar.

Afirmó que, en estos tiempos, las mujeres deben creer en sí mismas, no dejar para después sus deseos y sueños de emprender y ponerle esfuerzo, dedicación y ganas a todo para salir adelante. Piensa que si únicamente el padre de familia trabaja, no alcanza para el sustento de sus integrantes, y con ello demuestra que las mujeres pueden contribuir al gasto y mejorar las condiciones de vida.

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