Las jericallas son un delicioso postre típico de Guadalajara, Jalisco, que ha conquistado paladares por su sabor y textura únicos. Aunque a menudo se compara con la crema catalana, este postre tiene su propia identidad y una historia fascinante. La jericalla tiene sus raíces en el siglo XIX, en el Hospicio Cabañas de Guadalajara.
Se dice que una monja, encargada de cuidar a los niños huérfanos, creó este postre al mezclar ingredientes simples como leche, huevos, azúcar, canela y vainilla. La monja, en su apuro por atender a los niños, dejó el postre en el horno más tiempo del necesario, resultando en una capa superior ligeramente quemada y una textura cremosa en el interior.
Ingredientes y Preparación
La jericalla se elabora con ingredientes básicos que incluyen leche, azúcar, huevos, canela y vainilla. La preparación comienza hirviendo la leche con canela y vainilla. Luego, se baten las yemas de huevo con el azúcar y se mezclan con la leche infusionada. Esta mezcla se vierte en moldes y se hornea a baño María hasta que la superficie se dore y forme una costra ligeramente quemada.
Aunque la jericalla y la crema catalana comparten similitudes, como la capa superior caramelizada, tienen diferencias notables. La crema catalana, originaria de Cataluña, España, se caracteriza por su sabor a cítricos y su textura más densa debido al uso de fécula de maíz.
En cambio, la jericalla tiene una textura más ligera y un sabor más suave, sin la presencia de cítricos. A pesar de las comparaciones, la jericalla es un postre orgullosamente mexicano que refleja la creatividad y la influencia de la gastronomía conventual en México. Su simplicidad y sabor la han convertido en un clásico de la cocina tapatía, disfrutado en hogares y restaurantes por igual.
JY