Chetumal, pintado con el color turquesa del Mar Caribe y el intenso verde de sus extensas selvas, no es solamente la capital del estado de Quintana Roo, es un recinto que esconde entre sus alrededores, una historia que concierne a todo habitante de este magnifico lugar (y del país) pues no por nada, recibe el nombre de "La cuna del mestizaje"
La leyenda cuenta que fue en este lugar donde se originó el primer mestizaje de todo el continente, cuando el marino español, Gonzalo Guerrero al naufragar en las costas Mayas, en lugar de comportarse como conquistador, se dio a la tarea de adaptarse a las costumbres de la gente del lugar.
Fue apresado en Chetumal, pero al pasar del tiempo se ganó el respeto del cacique del lugar ya que sorprendió a los altos mandos por ser habilidoso como marino, pescador y soldado, por lo que terminó por unirse en matrimonio con la princesa maya Zazil Há, unión de la cual surgieron los que serían los primeros mexicanos, producto de la unión de dos culturas. Es por esta razón que Chetumal es conocida como “Cuna del mestizaje”.
A partir de ese momento se volvió parte importante de la élite indígena y renunció a sus orígenes hispanos, llegando a ser un jefe maya y siendo un renegado por sus compatriotas, pues formó parte importante durante el intento de los españoles de conquistar la península de Yucatán, pues se negó rotundamente a apoyar a sus paisanos, al punto en que perdió la vida, protegiendo el territorio maya junto con sus habitantes.
Es por esta razón, que a la entrada de la ciudad de Chetumal, el visitante puede apreciar una magnífica estatua en honor a esta leyenda que da el nombre de "Padre del mestizaje" a Gonzalo Guerrero.
Dato curioso
La ciudad de Payo Obispo fue fundada en 1898 por el teniente Othón Pompeyo Blanco, en el mismo lugar donde hoy se encuentra la ciudad. Ese primer caserío tuvo un crecimiento acelerado y para el año de 1936 se le otorgó el nombre de Chetumal, en homenaje a la aldea maya donde encarcelaron a Gonzalo Guerrero, zona que recibía el nombre de Chac-Temal.
Con información de INAH y Revistabuenviaje
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