En el corazón de la selva de Candelaria, Campeche, se encuentra uno de los secretos mejor guardados de la arqueología maya: Taxahá. Este sitio arqueológico, cuyo nombre significa "agua plana, poco profunda y sin corriente" en lengua maya, es un verdadero tesoro escondido que atrae a mochileros y exploradores apasionados por la historia y la arqueología.
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Taxahá está ubicado en el ejido San José de La Montaña, accesible por la carretera Candelaria-San José de La Montaña. Este recorrido ofrece un viaje a través de paisajes naturales que transportan a los visitantes a la tranquilidad de la selva, lejos del bullicio turístico. El sitio cuenta con una serie de estructuras impresionantes, incluyendo un basamento de 100 metros de largo por lado y entre dos y siete metros de altura, dependiendo del relieve.
En su parte superior se distribuyen varias estructuras que forman tres plazas, siendo la central la más amplia y la que alberga la estructura principal con una plataforma de hasta ocho metros de altura.
El historiador local Álvaro López Zapata destacó la importancia de este asentamiento prehispánico para la civilización maya de la región, que se aisló para preservar su cultura. Aunque Taxahá aún no ha recibido la atención arqueológica que merece, su potencial histórico es enorme. Una de las características más notables del sitio es una estela inclinada grabada con jeroglíficos mayas, que aunque está parcialmente dañada por el tiempo y la exposición a la intemperie, sigue siendo un vestigio invaluable.
Un Destino para Exploradores
Taxahá es ideal para los amantes de la arqueología y la historia que buscan experiencias auténticas y fuera de las rutas tradicionales. A pesar de no haber sido completamente explorado ni estudiado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el sitio ofrece una rica experiencia de descubrimiento. Las estructuras y plazas, algunas de hasta 20 metros de altura, muestran signos de saqueo, lo que resalta la urgencia de su conservación y estudio.
Relación con la Historia de México
Además de su importancia arqueológica, Taxahá está ligado a un evento histórico clave: la muerte de Cuauhtémoc, el último emperador azteca. Según registros históricos, fue en la provincia de Acalán, donde se sitúa Taxahá, que Hernán Cortés capturó a Cuauhtémoc y, tras tres días de cautiverio, lo mandó decapitar. Este episodio trágico añade un simbolismo especial al sitio, convirtiéndolo en un lugar de interés no solo para los estudiosos de la civilización maya, sino también para aquellos interesados en la resistencia indígena y la caída del imperio azteca.