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Yucatán

Breve historia de la introducción del hielo en Yucatán (III)

Roldán Peniche Barrera

Yucatán Insólito

Todavía hoy, a más de un siglo de que llegaron las primeras neveras eléctricas a la península, hay personas que llaman “frish” al refrigerador, y creo que en los Estados Unidos también.

El modernizamiento de los refrigeradores

Pasado el tiempo, con los precios más accesibles, la clase media pudo adquirir refrigeradores grandes y deshacerse de los pequeños “Frigidaire” o vendérselos a los vecinos de las casas humildes como la de paja o la de cartones y bloques sueltos. ¿Alguien conservará hoy, alguna de estas pequeñas neveras pioneras de Yucatán?

A otra parte, los grandes refrigeradores invadieron la ciudad. Eran de otras marcas: Philco, General Electric, Westinghouse, todos fabricados en la Unión Americana y amplios y espaciosos. Al principio eran de una puerta, pero después venían y vienen con dos puertas y resultan verdaderos estantes, con enormes congeladores y espacio suficiente para alojar alimentos y bebidas para una o dos semanas. Un esquimal podría vivir en ellos.

Las cantinas

Por mucho tiempo las viejas cantinas meridanas conservaron aquellas obsoletas neveras de madera para mantener helada la cerveza. Posiblemente todavía se acostumbra en los pueblos. Era la época de los hieleros que entregaban en los bares una o 2 marquetas de hielo, que el bartender se ocupaba de desmenuzar con un punzón y revolver los pequeños pedazos con las botellas de cerveza, que, al decir de los expertos, era la mejor manera de mantener bien frío el lúpulo. Más tarde, optaron por las neveras eléctricas que hasta hoy se usan en los antros, un número de los cuales prosigue enfriando la cerveza en la vieja forma ya explicada de picar el hielo en pequeños pedazos y mezclarlos con las cervezas.

Faltan unos treinta años para que se cumplan dos siglos de la introducción del hielo en Yucatán. De los años cuarenta del siglo XIX hasta hoy, los avances en el asunto de conservar nuestros alimentos y nuestras bebidas a la mejor temperatura han devenido tremendos. ¿Qué pensaría don Darío Galera o los sorbeteros de Sisal si vivieran en nuestro tiempo? Creerían estar viviendo un sueño.

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