PROGRESO, Yucatán, 2 de noviembre.- Como parte de las celebraciones a los Fieles Difuntos, a las puertas del cementerio general de este municipio, por primera vez organizada por la parroquia Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa y San Telmo, celebró la misa dedicada a los seres queridos que se nos adelantaron en el viaje sin retorno.
El Pbro. Juan Ismael Sánchez Domenzáin, párroco de la parroquia de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa y San Telmo, celebró con los sacerdotes José Francisco Mukul Domínguez y Aarón Esteban Sánchez Bobadilla, párroco y vicario de la Parroquia de la Concepción y San José, y los diáconos permanentes Melquiades Chan Díaz y Víctor Valle Aguilar.
El lema de este año fue: “La vida es para compartirse ¡Somos un regalo para los demás!”.
En su homilía, el Pbro. Sánchez Domenzáin explicó sobre la importancia de recordar a los muertos sabiendo que la muerte es sólo el paso para ir al encuentro con Dios, lamentando que haya actualmente una cultura de adoración al símbolo de la muerte.
En realidad se debe adorar a Dios, quien es un Dios vivo, así por lo cual exhortó a los feligreses a demostrar su fe a través de acciones, ya que al final de nuestros días las actitudes que tengamos serán las que nos acompañen y las que definirán si merecemos alcanzar la vida eterna con nuestro Señor Padre.
A las puertas del camposanto, los feligreses armaron un altar para recordar a sus seres queridos, como parte de nuestras tradiciones, con el mucbil pollo, el pan de muerto y las flores que adornas los altares de los seres ausentes que se durmieron en la esperanza de la resurrección.
“Nos han dejado, para ir al encuentro de Dios, la vida es para compartirse, somos un regalo para los demás, pensemos en las cosas bonitas, valiosas que nos dejaron nuestros seres amados.
“Con la muerte podemos regresar a Dios, no nos dejemos engañar de que la muerte es algo que debamos adorar, nos ilumina el dios de la vida.
“La cultura de la muerte, es decir, lo que nos aleja de Dios, por falta de fe y de esperanza, seamos dignos hijos de Dios, quien a diario nos acompaña en los proyectos que mañana serán nuestras obras”.
Asimismo, en el altar se ubicaron dos cruces para fijar los nombres de los difuntos, de los asistentes a la misa que se ofreció a las personas fallecidas en el camposanto de este puerto.
Los feligreses fueron llegando a las puertas del cementerio general donde algunos alcanzaron las sillas disponibles, otros permanecieron de pie, pero fueron decenas de feligreses que acudieron a esta misa anual, donde en familia recuerdan los católicos a los seres fallecidos.
Los sacerdotes y diáconos realizaron la bendición de flores, después de la misa, en medio de cantos y alabanzas propias a la celebración de los fieles difuntos, al igual que música de mariachis que interpretaron parte de su repertorio dedicado a los seres amados que están en el sueño eterno en el camposanto de este municipio.
(Julio Jiménez Mendoza)