Yucatán

Tiempos de hoy, contrarios a la institución familiar

Al celebrar la misa adelantada de Navidad en la capilla del Asilo Celarain, el Arzobispo Gustavo Rodríguez Vega dijo ayer que la familia de hoy está tan frágil que hay que celebrar cada año su duración, porque ¿cuántos matrimonios no duran? Qué difícil hoy en día es sostener la institución matrimonial.

El ambiente que vivimos es contrario a la institución familiar.

Muchos dicen a los matrimonios: No batalles, no sufras, descártalo. Es el pensamiento moderno. Claro que hay ocasiones en que no hay más remedio, pero el plan de Dios es que el hombre y la mujer se unan en un amor fiel hasta que la muerte los separe. Ese es el plan de Dios. A veces critican a la Iglesia porque nosotros seguimos proponiendo este plan de Dios, pero no podemos proponer otro plan, porque es de Dios.

Renuevan votos matrimoniales

Luego de decir lo anterior, el Arzobispo, en un momento muy emotivo y hermoso, renovó los votos matrimoniales de Alfonso Iván Lovichi Vázquez y su esposa Lorena Morales Treviño, quienes tienen 17 años de casados y estuvieron acompañados por su hijos Sofía, Emilio y Alfonso.

Dijo también el prelado:

-Ahorita vamos a tomar en cuenta a Erica que va a hacer su primera comunión –y le entregó su vela prendida que simboliza la luz de Cristo–, y a Lissette, que está cumpliendo 15 años.

Luego agregó:

-Esta misa la celebramos por las intenciones de cada uno de los aquí presentes, y por esta institución del Asilo Celarain, por todos ustedes sus habitantes, para que el Señor bendiga este lugar y puedan seguir recibiendo durante muchos años a las ancianitas y los ancianitos que así lo necesiten. Y bueno, también la hacemos para celebrar con ustedes la Navidad, ya estará con ustedes el “padre Manito”, Jorge Carlos Menéndez Moguel, en el mero día de la Navidad o en la noche del 24, pero yo desde ahora quiero unirme a ustedes para felicitarlos y desearles una feliz Navidad.

Dos mujeres bíblicas

La Palabra de Dios nos habla de dos mujeres. Esta primera del Antiguo Testamento, poco más de mil años antes de Cristo: Una pobre mujer que no podía embarazarse y, finalmente, Dios se lo concedió. Ella fue al templo con un dolor muy grande. El sacerdote Elí pensó que estaba ebria y ella le dijo: no, yo no estoy bebida, estoy aquí porque no he podido concebir. Y el sacerdote Elí le dijo:

-Vete a tu casa, y que el Señor te conceda lo que has pedido.

Se embarazó, tuvo a su hijo y, cuando el niño cumplió 5 años, lo llevó al templo para entregarlo al Señor. Un solo hijo y lo consagró al Señor. Es el gran profeta Samuel, el que después ungió con aceite al Rey David, de donde viene la descendencia por la cual vendría después Cristo. Pero Samuel ocupa un lugar muy importante en la historia del pueblo de Israel. Dios fue tejiendo la historia de la salvación poco a poco a lo largo de siglos, y hubo acontecimientos muy importantes en toda esta historia. Nosotros vemos la vida en 50, 60, 70 años, pero la mirada de Dios es eterna, y él ve todo en un presente, y va así tejiendo la historia de la humanidad. Así preparó el nacimiento del Salvador. El profeta Samuel fue un personaje importante, y hubo otros que tuvieron un nacimiento extraordinario para celebrar su vocación y su papel en la historia de la salvación.

Quien más cree

será más dichoso

Finalmente llegamos a María, y aquí la encontramos embarazada de tres meses, el Verbo encarnado en su vientre por obra del Espíritu Santo, tal como se lo profetizó el ángel Gabriel.

Está llegando a la casa de su parienta Isabel y, cuando saludó ella a Isabel, el niño que llevaba Isabel en su vientre, dio un brinco de gusto. Era el futuro Juan Bautista. Isabel quedó llena del Espíritu Santo y le dijo:

-Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.

Estas palabras quedaron para la historia, igual que lo que antes le dijo el ángel a María: Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor es contigo. Y ahora Isabel llena del Espíritu Santo, saluda así a la Virgen María:

-Dichosa tú que has creído.

En esta parte, el Arzobispo se dirigió a todos los ancianos y a las Hermanitas de los Ancianos Desamparados que los cuidan, presentes en la Capilla del Asilo Celarain, para decirles:

-Y dichosos nosotros que creemos, y en la medida que creemos será nuestra dicha. Quien más cree, será más dichoso.

(Roberto López Méndez)