Jorge Frías Castillo
Con el tiempo, por la carestía de los artículos, la gente tendrá que acostumbrarse a usar cosas que pertenecieron a otros.
El comercio de chucherías y cosas usadas fue implantado por un aduanero que los domingos arrastraba su carretilla con fierritos hasta el mercado para vender al público. Ahí encontraba lo que usted necesitaba para cualquier eventualidad.
Usted podrá encontrar desde una tuerca hasta una maleta usada en el mercado de este puerto, donde cada día aumentan los vendedores de chucherías. Esta realidad no es una novedad en Progreso, pues hace mucho tiempo la implantó, pero en la especialidad de “fierros”, don Manuel Pineda Heredia, empleado de la aduana, quien los domingos llevaba su carretilla llena de chucherías para vender al público.
Don Manuel vendía así la herramienta vieja que usted necesitaba, lo mismo que una pieza de maquinaria. El público lo esperaba impaciente porque el viejo aduanero tenía, con seguridad, lo que usted necesitaba y le complacía de verdad, ya que su producto era exactamente lo que se requería.
Al mismo tiempo, don Manuel dedicaba sus horas libres a buscar por todas partes “fierritos” para limpiarlos y ponerlos en condiciones. Si usted tenía algo que vender, don Manuel se lo compraba. De esta manera servía a todos.
Poco a poco el comercio de don Manuel Pineda desapareció, porque estaba iniciando la competencia en el mercado, a cargo de vendedores de otros lugares. En el mercado, los domingos especialmente, ya podía encontrar zapatos y ropa usada, a precios muy bajos, como para la gente “arrancada”.
También puede encontrar el público viejas lámparas, maletas de la época de “María Castaña” y hasta cuadros que adoraba la abuelita ausente, pero que ahora están en remate porque ya no existe la dueña.
El comercio de chucherías se va ampliando y dentro de poco, como ya dijimos, en el mercado vamos a tener de todo barato, aunque usado, para las necesidades en el hogar. Esto, por otra parte, da una vista pintoresca al mercado los domingos.